Marcus Nispel, director de una de las remakes de The Texas Chainsaw Massacre, acomete una nueva atrocidad contra los fundamentalistas del cine arte. Nacido en Alemania, Nispel empezó su carrera dirigiendo videoclips y comerciales, y buena parte de esa estética fragmentaria, confusa y veloz se trasladó a sus películas. Exorcismo trata sobre un ex asilo de adolescentes abandonado, producto de irregularidades en los tratamientos, y puesto en manos de un sacerdote, el padre Conway (Stephen Lang), cuya misión es reordenar el lugar. Patrick (Kelly Blatz) es el delegado de Conway, pero en ausencia del sacerdote su equipo se descarrila y usa el asilo como espacio de fiestas. En algún momento, el hermano de Patrick, Rory (Michael Ormsby), levita, está poseído y cierra las puertas del asilo para que nadie escape. Con un manual de internet, Patrick y su amiga Reign (Brittany Curran) buscan exorcizar a Rory. La película usa humor y un amateurismo forzado, al estilo de los films que pasan por el festival Rojo Sangre, pero no escapa a la chatura del horror en serie que produce Hollywood.