De terror y para poco exigentes
#Exorcismo” es la clásica película para adolescentes que utiliza más sensacionalismo que contenido.
El contexto en que se produce la historia es simple excusa. El asunto, en lo que a #Exorcismo atañe, resulta el mismo de innumerables películas de terror destinado a público adolescente: ofrecer un entretenimiento banal, con base en juegos peligrosos que involucran a espíritus, en medio de una fiesta con mucho sexo y drogas involucrados que termina desbarrancando.
Puro sensacionalismo, este producto del germano-estadounidense Markus Nispel, se aproxima mucho más a un trabajo realizado para la vieja televisión que para el cine actual.
El director que tiene en su haber productos variables e igualmente fallidos como Conan el Bárbaro (2011), Viernes 13 (2009), El guía del desfiladero (2007) o La Masacre de Texas (2003), entre unos pocos títulos, comienza narrando un relato de cierto interés, en el edificio de un antiguo hospital psiquiátrico para jóvenes que la iglesia quiere rescatar para convertir en un espacio de acción social.
El conflicto aparece cuando los seis más descarriados del pueblo deciden hacer una fiesta multitudinaria que concluyen con un juego de invocación a espíritus que termina mal.
Hasta allí, nada es demasiado prometedor pero se sostiene. Pero a continuación, la disparidad narrativa, situaciones repentinas e inverosímiles y una necesidad de impactar a fuerza de imágenes que ya no asustan y volúmenes que molestan por sobre lo que enfatizan tornan la visión de este espectáculo escasamente soportable para un público que busque novedad a cambio del ticket pagado.
Sugerencia al tanto: salvo que quien pague sea un adicto al terror sin mayores exigencias, vale chequear otras opciones en cartelera.