La idea es original, pero su desarrollo irregular
El prólogo de "El expediente Santiso" es inusitado y muy entretenido a todo nivel por animarse a algo imposible para el cine argentino: la película comienza en Irak bajo los bombardeos de la guerra, y hasta se ve a Carlos Belloso pasando en auto detrás del corresponsal de un noticiero internacional.
Ahora, como la acción sigue de Irak hasta la Argentina, se transforma en un disparate que lamentablemente el director se toma demasiado en serio.
El asunto es que el protagonista, un periodista llamado Santiso, pierde a su hija durante un bombardeo, se vuelve loco y es internado en un manicomio. EL pobre tipo asegura que su hija está viva y secuestrada por una secta de nazis que hacen experimentos con niños. Años más tarde, dado por cuerdo, el protagonista de todas maneras sigue convencido de que su hija vive, mientras su esposa descubre un oscuro secreto sobre su pasado que también la relaciona con la misma conspiración.
El principal problema del film no es su carácter entre original y delirante, sino el escaso pulso narrativo con el que se intenta contar una historia que avanza de a trechos, fracturada por falshbacks permanentes que quitan fluidez y no aportan mucho. Salvo el personaje de Edgardo Nieva, realmente falta humor, y las cosas se repiten demasiado.
Por otro lado. todo está bastante bien filmado, con efectos especiales razonablemente creativos y bien concebidos y esto junto a su carácter insólito ayudan a no desestimarla del todo.