Si nos dejamos llevar por la previa de este estreno lo habremos visto a Diego Torres en toda clase de programas hablando y defendiendo a capa y espada algo que, cuando uno se sienta en la butaca, no lo encuentra. El humor brilla por su ausencia, y si lo encontramos nos hacen recordar a aquellos gags del cine argentino de los ‘40, el policial salpicado con la comedia que termina por no ser ni chicha ni limonada.
Las actuaciones de Julieta Zylberberg y Laura Conforte son correctas, en tanto la de Diego Torres en su regreso al cine se ve algo forzada. La fotografía, la puesta, y la escenografía es lo mejor de la producción. En una palabra, técnicamente luce impecable, pero no basta cuando el guión es muy flojo y la historia, situaciones y acción muy previsibles. La escena del borracho que se pone a cantar, y termina en el suelo donde recibe unos puntapiés que le aplica Sol (Julieta Zylberberg), no causan risa (al menos para éste cronista).
El guión tampoco es ni por asomo original, si tomamos en cuenta que trata de la historia de Martín y Sol, una joven pareja de músicos que realiza shows para turistas, que a duras penas llega a pagar el alquiler de su departamento. Pero además del amor, ambos comparten una inclinación, la de inventar historias sobre sus vecinos interpretando los sonidos que escuchan en el edificio. Una afición que los dejará convencidos que en el piso de arriba se cometió un asesinato. Así, los dos protagonistas se convertirán en insólitos investigadores, para terminar por estar complicados en toda clase de enredos y equívocos, en medio de una propuesta que intenta homenajear en clave de comedia al género del policial negro.
Alejandro Montiel, su realizador, que procede del cine independiente con “Chapadmalal” (2009) y “Las hermanas L” (2008), en este salto al comercial no logra superar ciertos clishés del cine independiente que en el comercial hay que resolver de otra manera.
Quizás la historia hubiese sido diferente si el proyecto hubiera sido un pretexto para escuchar las canciones de Diego Torres. Las fanáticas apenas encontrarán dos temas de Diego.
Un consejo: si quieren verlo cantar no vayan, porque acá encontrarán otra cosa, un Diego muy atado a un guión híbrido. Es más, el reportaje del que fue objeto en el programa televisivo “Tiene la palabra”, o ciertas apreciaciones que tuvo en la conferencia de prensa, resultaron más graciosas y simpáticas que lo visto en “Extraños en la noche”.
Es una lástima, porque Torres tiene ángel y carisma, que con un buen libro y adecuado humor podría llegar revelarse como un respetable comediante.