La simpatía del elenco mejora el guión
Sinceramente, esta amable comedia romántica con intriga policial queda un poquito debajo de sus posibilidades y sus expectativas, pero igual entretiene. Los puntos que pierde, sobre todo a causa de algunas limitaciones de libreto, los recupera con la eficiencia del equipo y la simpatía de su elenco. Diego Torres y Julieta Zylberberg parecen lejanos sobrinos nietos de Cary Grant y Katharine Hepburn, lo que es decir. Y ella tiene algo de Barbra Streisand: no solo la nariz tan personal, sino el brillo y la soltura ideales para un personaje como el que le toca, de flaca talentosa y colorida, acelerada, arrebatada, y quizá demasiado fantasiosa para que pueda seguirla un marido tranquilo, poco imaginativo y muy concentrado en sus propios problemas.
Así es la cosa. Un pianista de formación clásica espera una beca que le permita tener sus logros en la alta cultura (y de paso pagarle al afinador que le hipotecó el piano). Su mujer espera terminar con el fastidio de andar cantando en locales donde nadie la escucha y encima un borracho la molesta. Ella siempre lamenta la oportunidad perdida en una banda de rock & pop. El manager amigo, chanta amigo, espera hacerle firmar un contrato que la alejará de su casa. La ex novia del marido espera agarrarlo de nuevo (confesémoslo, en su lugar bien nos dejaríamos agarrar). La pareja espera un bebé, pero solo ella lo sabe. Y en el piso de arriba un señor o señorita no espera ninguna visita, pero la tendrá.
Todo eso, en los primeros minutos. La intriga policial surge con más interés que los problemas de pareja, pero solo se hace notar al comienzo y al final, y por ahí resulta medio confusa y desaprovechada. No importa, se pasa el rato con agrado, los protagonistas son compradores, Fabián Vena se destaca con un personaje inefable (a propósito, ¿cómo se llama la japonesita que lo acompaña?), cada miembro del reparto se luce, hay agradables variaciones sobre el tema principal y buena música general, fotografía cálida, lindos títulos de presentación, ambiente climatizado, etc., la ciudad se ve linda, el asesino es capturado y bien está lo que bien termina, aunque a los pocos días ya ni recordemos cómo termina.