Todos por un sueño
La remake del filme de Alan Parker se acerca a la estética de los realities.
Treinta años atrás, la película Fama, de Alan Parker, se convirtió en un modelo que hoy es imitado hasta el hartazgo, especialmente en televisión, a través de decenas de reality shows en los que el talento de algún joven y/o adolescente, mezclado con su historia familiar, forma parte de una narrativa inacabable.
Si bien el modelo "backstage" es un clásico hollywoodense muy anterior (de los musicales de los años '30), Fama puso en primer plano la idea de la "escuela de artistas" como lugar en el que jóvenes con distintos talentos (músicos, actores, bailarines, etc.) se reúnen y combinan el aprendizaje en sus respectivas artes con lo que llamaríamos "lecciones de vida".
Y esa popularidad del subgénero hace que poco y nada de lo original que podía haber en aquella película sobreviva hoy. Esta remake cruza escenas y situaciones de ese filme, pero se siente más como una mezcla de High School Musical con incontables realities tipo American Idol, X Factor o los locales Operación triunfo y Talento argentino, por citar sólo algunos. Además, claro, de la explosión de MTV y los videoclips (que cuando Parker hizo su Fama estaban en pañales), lo que transforma a esta remake, por lo menos, en redundante.
Una primera media hora se sostiene gracias a cierto ritmo, los primeros cruces entre los personajes (una bailarina talentosa pero fría, un actor demasiado intenso, una actriz muy tímida, una pianista clásica frustrada, un cineasta, y así.) y los números musicales "improvisados" que surgen en medio de la escuela.
Pero al rato, cuando el filme pasa (rápidamente, de año a año) a los conflictos entre los personajes y de cada uno de ellos con su familia, el asunto empieza a derrapar sin remedio, tomando como modelo más esos filmes musicales de los años '50 que siempre terminaban con un padre aceptando, entre gruñidos, pero "moviendo la patita", que su hijo/a adolescente "rebelde" tiene algún talento. Musicalmente el filme es casi nulo -más allá de algún momento pasable- y los personajes no salen nunca del trazo grueso.
Una remake innecesaria, como tantas. Y en breve se viene Footloose, y así. Todo se recicla.