Nuevos aires para un clásico
La nueva versión de Fama está estructurada en los cuatro años que atraviesa un grupo de bailarines, cantantes y artistas en el estricto Conservatorio de Artes Escénicas. La película, bien aggiornada a los ritmos y los sueños de los jóvenes estudiantes en los tiempos que corren, tiene la desventaja que todo fue visto en diversos realities de la pantalla chica y en films como A Chorus Line.
Sin embargo, el resultado es estimulante: en lo musical, con los ritmos del “hip hop” y la música tecno; en las vertiginosas coreografías y en los conflictos (reales) que plantea: la chica que quiere cantar y tiene la negativa de sus padres; el joven con deseos de convertirse en cineasta; el muchacho que se calza las zapatillas de baile y se entera que nunca llegará a ser un buen bailarín o el que se enamora de una compañera que se deja deslumbrar por la "fama" de otros. Todo forma parte del mundo de los artistas y la película lo refleja con ritmo, emoción y buena música.
De la vieja camada de Fama de los años 80, aparece Debbie Allen, ahora como la rectora del lugar y desfilan también Kelsey Grammer (de la serie Frasier) como el maestro de música y Charles D. Dutton, como el profesor de teatro.
Una competencia para llegar a ser los mejores en un mundo complicado y altamente competitivo, en el que no todos tienen las mismas oportunidades. Si a esto se le suma la cuota de romance y los conflictos familiares, el escenario está listo para que cada uno le saque brillo como mejor pueda.
La música fue compuesta para el nuevo contexto en el que transcurre la acción y se añadieron seis nuevas canciones compuestas por The Matrix, grupo responsable de los mayores éxitos de cantantes como Cristina Aguilera, Hilary Duff, Avril Lavigne y Britney Spears, entre otros.
Fama volvió y, si bien los chicos no cantan ni bailan en las calles como en la versión de Alan Parker, entrega lo que promete: un mundo donde las ilusiones son puestas en juego.