Combinando con cierto equilibrio drama y comedia, el guionista y cineasta debutante Edgardo González Amer presenta una pieza personal, que logra destacarse dentro de otros films sobre temáticas familiares del cine argentino reciente. La particularidad de Familia para armar reside en una historia poco transitada, con varias líneas narrativas que atraviesan con ductilidad el film. El balneario de Valeria del Mar sirve de agradable marco para atravesar una trama con zonas más incómodas que simpáticas, donde en un hospedaje regenteado por un hombre joven, su madre y su hermana, surgirá en escena una hija adolescente, lanzada desde Buenos Aires tras una situación límite, y decidida a recuperar amor paterno tras largos años de distanciamiento. Un terreno plagado de lógicos obstáculos, en los que la terquedad de él –entre traumas y temores-, los devaneos adolescentes de ella y un secreto difícil de digerir dificultarán el reencuentro.
Protagonizada por un auténtico núcleo familiar, compuesto por Norma Aleandro (madre), Oscar Ferrigno (hijo), Valeria Lorca (esposa y nuera), la película alcanza algunos momentos verosímiles y sentidos a través de estos intérpretes y otros secundarios, con diálogos aceptablemente formulados. Una familia que pudo haber dado más frutos, pero que resulta interesante de apreciar.