El talento no se hereda en esta familia para armar.
Creo que el director apostó a un elenco familiar de entrada, puesto que en la vida real existe un vínculo entre los protagonistas de la película, pero como dice el encabezado de este comentario “el talento no se hereda”. Existe una diferencia muy marcada en las actuaciones, que no acompaño al flojo guión.
Por momentos Oscar Ferrigno no se sabe si está actuando o recitando una frase demasiado trillada, sin continuidad y bastante fuera de lugar. Modismos fuera de época y ritmo, y palabras sueltas que no dicen nada.
Actuar no es solo estudiar el guion y recitarlo al pie de la letra, también cuenta la interpretación, cómo uno siente ese papel, y parece ser que a Ferrigno el papel nunca le sentó.
La actuación de Norma Aleandro sobresale del resto, y cabe destacar a Malena Sanchez, que en su debut cinematográfico y con un director sin experiencia está muy bien en su papel de hija.
El enojo de Ferrignio (aunque al final de la película se sabe el motivo), está demasiado teatralizado, muy marcado, no se entiende su relación con el mundo.
Lo único que parece satisfacer a Ernesto es cenar y salir a pescar con su amigo, con el cual no llegamos a sentir que existe ese lazo que sostiene esta amistad rara que se limita a cenas y a la pesca.
Hay un piletero que está reparando una grieta en la pileta del hotel familiar, teléfonos que suenan con un Ferrigno que obviamente se niega a responder, caras y miradas vacías, sin tiempo y sin contarnos nada.
En el medio de la película una toma de Aleandro con un huésped del hotel que confiesa algo que tampoco suma, y sabemos que lo que no nos cuenta nada en una historia desconcierta.
Poco clima, una fotografía que en exteriores podría ser mucho mejor, y una primer película para un director que le falta fogueo.