Brilla De Niro en una despareja comedia negra
El prólogo ultraviolento es impactante. Y en el medio hay una escena formidable con la hija adolescente de esta familia mafiosa moliéndole la cara con una raqueta a un compañero de colegio demasiado avispado. Luego, la historia de una familia que debe cambiar de lugar, tanto como para caer en el más deprimente pueblito francés, empieza bien, pero no se sostiene igual durante todo el metraje. Las ambiciones autobiográficas del padre (obviamente De Niro) son muy divertidas, no sólo por los flashbacks mafiosos sino por las reacciones que provocan en su esposa (Pfeiffer, que no logra lucir muy italoamericana, por más que lo intenta a tope).
Pero la trama y el estilo de Luc Besson se pierden al enfocar escenas buenísimas que no encajan del todo con el conjunto. Por eso "Una familia peligrosa" luce como una película demasiado fragmentada, en la que el argumento divierte a medida que avanza, pero que no termina de convencer del todo cuando la sucesión de gags da lugar a una historia mucho más políticamente correcta de lo que propone la premisa.
De Niro, últimamente obligado a encarnar personajes que en un punto son un estereotipo de sus mejores roles, aquí logra hacer algo distinto y su actuación es uno de los puntos fuertes que sostienen esta comedia negra, en la que Luc Besson no deja de referirse a "Buenos Muchachos", algo comprensible dado que el productor ejecutivo es el mismísimo Martin Scorsese.
En medio del cambio de estilo que fluctúa de escena a escena, los que se lucen son los hijos de esta familia: Dianna Agron vendría a ser el personaje más alocado de la película, algo así como la versión femenina del Joe Pesci de "Buenos Muchachos", mientras que su hermano más intelectual y moderado, John D'Leo, se roba casi cada escena en la que aparece.
La película es despareja, pero aun con sus altibajos ofrece gags contundentes y los más oscuros climas de comedia negra gangsteril, más un De Niro formidable.