“Una familia peligrosa” es el título de la comedia negra co-protagonizada por Robert De Niro y Michelle Pfeiffer y dirigida por Luc Besson, que relata en tono jocoso las aventuras de un mafioso que se convierte en delator y es perseguido por sus antiguos cómplices. Escudado en una identidad falsa y protegido por un agente especial (Tommy Lee Jones) el hombre, su mujer y sus hijos adolescentes se refugian en el norte de Francia. Pero el afán de venganza de la mafia los acosa, día tras día. Martin Scorsese, el cineasta que vivisecciona a la sociedad norteamericana cosechando igual cantidad de críticas que de elogios, asumió la producción del filme, con lo que hizo presuponer que la historia no ahorraría crudeza. Y, si bien es cierto que la violencia no se esconde aunque la historia transite por el camino de la comedia farsesca, también lo es que no resulta un producto congruente. Robert De Niro hizo tantas veces de mafioso “serio” que resulta difícil verlo en el mismo rol con pretensiones de arrancar risas. Un filme que no rompe la barrera de lo previsible y sólo resulta un liviano entretenimiento, aunque la prolija mano del director intente producir un crescendo de suspenso, todo queda en aguas de borrajas y las sorpresas se pierden en la oscuridad.