La ópera prima de María Alchéviene pisando fuerte en festivales internacionales, recientemente seleccionada para la Mostra de San Pablo, compitiendo en los festivales de Valdivia y Locarnoy alzándose con el premio Horizontes Latinos en el Festival de San Sebastian, no sería una exageración afirmar que es una de las películas argentinas más importantes de este 2018.
En Familia Sumergida hay una mujer conflictuada (Mercedes Morán), un drama familiar oculto y tintes surrealistas. Es de esas películas complicadas de definir pues su narrativa misma juega con la ficción y la no ficción ¿Qué es real y qué no lo es? ¿Que pasa por la cabeza de la protagonista y que pasa en nuestro mundo terrenal?
La directora Alché hizo de Familia Sumergida un film personalísimo, netamente de autor, es una película para ver más de una vez y analizar secuencias que solo son vistas en universos como el de David Lynch o, más lejanamente en el viejo Cronenberg. Tampoco es casualidad que aparezca el nombre de Lucrecia Martel en los créditos, hay ecos de La ciénaga y La mujer sin cabeza.
En tanto, la película es compleja y como las malezas que atraviesa su protagonista, muy dificil de contemplar. Sí, tiene escenas que rozan el terror y dejan más incógnitas que respuestas (lo vuelvo a mencionar, todo con el propósito de un enfoque personalísimo de María Alché), lo que hace de Familia Sumergidauna rareza.
Tendrá sus seguidores y detractores, personalmente vi más pasos en falso que aciertos en los múltiples homenajes exhibidos.
Lo que se puede vislumbrar es una directora que puede crecer a futuro, se trata de una perspectiva poco explorada por nuestras tierras.