A lo largo de su desarrollo va mostrando todo lo que siente Marcela (Mercedes Moran, muy buena su búsqueda los tonos y los matices que le da al personaje, en una actuación sublime) ante la pérdida de su hermana Rina, junto a ella se han ido varias situaciones de la vida, una parte de ella también se perdió, quedaron atrás las charlas, los encuentros, los festejos y solo le quedan lugares donde compartieron momentos.
Allí está ese departamento, que lentamente va quedando vacio, lo único que se mantiene con vida son las plantas. El mundo de Marcela se va mezclando entre lo cotidiano y el vacio que siente por dentro y por fuera, aquí se encuentra representado el duelo de ella y la despedida. Es una película bien intimista, con momentos claustrofóbicos y que va reflejando muy bien el universo femenino. La podemos asociar a “Vergel” de Kris Niklison o “La ciénaga” de Lucrecia Martel.