Viejitos piolas
“La fascinación puede ser descripta como aquella sensación o estado en el que una persona está completamente asombrada, admirada e interesada por un fenómeno, otra persona o un detalle. La fascinación puede muchas veces confundirse o convertirse en un acto de obsesión si aquella admiración y atracción que uno siente hacia otro o hacia una cosa se vuelve constante e irracional. De todas maneras, en el lenguaje general la idea de fascinación siempre representa algo positivo mientras que la noción de obsesión ya tiene inclinaciones negativas”.
En Fascinación (2016) son dos las personas que manifiestan esa sensación. Don Luis, un coleccionista de antigüedades que habita una especie de museo rodeado por santos de madera, adornos de porcelana francesa, muebles de estilo, y todas aquellas piezas por las que algún anticuario pagaría una pichincha para después revenderlas a un precio exorbitante. También vive fascinado por la música y por los recuerdos de aquellos que ya no están, pero sobre todo le fascina la vida.
Pero también Alex Jablonskis está fascinado por don Luis, ese anciano de 90 años que se debate en que vender o no para poder comer. Que pese a todo no perdió la alegría e irradia una energía que cualquiera envidiaría. Y también se fascina por Paco, ese amigo de fierro que viene todos los días a traerle los alimentos para que Luis coma. Lo cuida, lo protege, lo mima. Paco es un amigo de fierro.
El documental observa a Luis en su mundo. Pero esa observación no es morosa sino todo lo contrario. La energía de Luis vuelve a la historia de un dinamismo inusual para este tipo de documentales. Lo que empieza por un recorrido visual de esa especie de “museo”, acompañado por la descripción de objetos que van desde obras de arte hasta simples cosas viejas, va mutando hasta convertirse en una especie de diario de vida. De entrada puede existir el prejuicio de que si el objeto de estudio es un anciano de 90 años que colecciona antigüedades todo va a ser lúgubre, oscuro y sin ritmo. Pero Fascinación es todo lo contrario, tiene mucho más ritmo que alguna que otra película sobre abúlicos adolescentes que no tienen mucho para decir.
La sensación que provoca la fascinación es diferente en cada ser humano. Es propia de cada uno. Lo importante es saber cómo hacer para lo que a uno le fascina sea interesante para ser llevado al cine y también fascine a otros. Alex Jablonskis parece que encontró la forma en Fascinación.