Fascinación

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

EL OBJETO COMO HISTORIA

Mi abuela tiene cierta tendencia a acumular porquerías: bolsitas, tarjetitas, moñitos para regalos, revistas, estampitas, monedas y un largo etcétera. A eso le suma tendencias un tanto paranoicas: a la mesita que tiene al lado de su cama la tapa siempre con un pañuelo (como si eso previniera que alguien vea lo que hay abajo) y pone hasta cuatro sillas pegadas a la puerta de su casa (como si eso fuera a impedir que entrara un ladrón). No sé si todo ese conjunto de conductas entran dentro de lo compulsivo o lo maniático, lo que sí sé es que cuando le restás trascendencia, teniendo en cuenta que mi abuela tiene ya más de nueve décadas, terminás aceptando que es algo tan irremediable como adorable.

Algo de todo esto está ciertamente presente en Fascinación, documental de Alex Jablonskis sobre Luis María Meregoni, un maestro de piano que ya tiene 90 noventa años y a lo largo del tiempo ha ido armando toda una colección de antigüedades. Necesitaría vender algunas de las piezas para sobrevivir, pero no hay caso, Luis no puede, o más bien no quiere, porque detrás de cada objeto hay una anécdota, una historia particular que lo define y que está inserta dentro de ese gran relato que es la vida de Luis.

Es que Fascinación es, en su modo exploratorio y observador, un biopic sobre ese personaje sumamente abarcativo que es Luis, un individuo que desde sus perspectivas, miradas y anecdotario es representativo de todo un marco generacional, con sus propios valores y concepciones sobre la vida. También es una especie de historia de amistad, a partir de la entrada de Guillermo Abala, compañero fiel de Luis, con quien forman una especie de pareja despareja que construye momentos tan tiernos como hilarantes. Y es, finalmente, un drama sobre la soledad, sobre cómo ese proceso va adquiriendo cada vez más fuerza -no sólo a partir del entorno, sino también a partir de las decisiones del propio sujeto- y la forma en que el protagonista la afronta. La soledad es a la vez un indicador del paso del tiempo y en eso la película es todo un indicio sobre cómo Luis se aferra a las antigüedades como símbolos de un pasado que le permitan enfrentar su presente.

En esa mixtura de géneros, tópicos y miradas, en el cariño que muestra por lo que cuenta, por ese carismático protagonista que es Luis y su entorno -hasta sus mascotas juegan un papel importante-, Fascinación adquiere un interés que va más allá del documento fílmico sobre un hombre y los objetos. Eso lo convierte en un film afectivo, tierno, sentimental (a pesar de algunas dispersiones narrativas), que encuentra lo atrayente en lo aparentemente rutinario, cumpliendo cabalmente con uno de los deberes del documental.