"Fase 7" se ubica entre el humor monstruoso de "La comunidad" y el tono apocalíptico de "Soy leyenda" o "La carretera". El director consigue transmitir el clima ominoso de un grupo de personas obligadas a convivir en un edificio en cuarentena luego de la declaración de una pandemia. Juguetea con los extremos, pero si cruza el umbral de lo inverosímil lo hace sin hundirse en el ridículo. Ese detalle hace de "Fase 7" un filme que incomoda por la referencia a la realidad, a la vulnerabilidad de las personas y a la irracionalidad que pueden desatar las situaciones extremas (hambre, violencia), pero también divierte con las ironías sobre algunos rasgos de los personajes (arbitrarios, caprichosos, indolentes, paranoicos), todo lo cual hace del conjunto algo inquietante por lo cercano y posible.