En donde el humanismo brilla por su ausencia es en Fase 7, la ópera prima de Nicolás Goldbart, una comedia negra con elementos de western y ciencia ficción cuya vocación de entretenimiento queda expuesta desde el comienzo, como también sus principios cinéfilos. Si bien remite a películas recientes ( Rec , La comunidad ) y tiene otras referencias sustanciales ( El Eternauta y las películas de John Carpenter), hay algo intrínsecamente vernáculo en la propuesta. Un supuesto virus impone una cuarentena a los vecinos de un edificio porteño. “Somos 16 personas y una doméstica”, le informa un vecino al equipo paramédico y policial que viene a verificar la gravedad del suceso. Es la línea más política de un filme que parece canalizar oblicuamente la paranoia colectiva sobre la gripe A, su referencia explícita al mundo, junto con una cita un poco forzada de un discurso famoso de Bush sobre el nuevo orden mundial.
Un hallazgo del filme es su elenco: Daniel Hendler, Federico Luppi y Yayo, el humorista televisivo, hacen una combinación perfecta e inesperada; los tres se divierten, los tres divierten. El darwinismo filosófico del filme (sálvese quien pueda) funciona como una crítica lúdica a las costumbres. No es precisamente una película sobre el amor al prójimo; el vecino es un potencial enemigo, y quizás un asesino.
De lo visto hasta ahora, la gran candidata de la competencia es Martes, después de Navidad , de Radu Muntean, al menos hasta que se estrene el último de Jerzy Skolimowski, Asesinato esencial , o que el cordobés Rosendo Ruiz sorprenda con De caravana . Esto recién empieza.