Casi 7
Fase 7 es un buen intento del cine argentino en generar un film de genero que funcione. Pero no deja de terminar siendo eso, un intento, con algunos aciertos y otras fallas notorias.
La historia nos sitúa en un edificio de Buenos Aires, adonde los pocos residentes (asumimos el edificio es nuevo, dado que no todas las unidades fueron vendidas) que habitan se encuentran obligados a permanecer en cuarentena bajo la amenaza de una pandemia global de un virus del cual se conoce poca información.
Daniel Hendler y Jazmín Stuart son Coco y Pipi, una pareja a punto de ser padres que discuten día a día por las pavadas que discute toda pareja joven, y que el film intenta utilizar la habilidad de Hendler para el comentario rápido y contestación graciosa. Hendler hace lo que puede con un guion que es bastante pobre y no le da mucha oportunidad de destacar la parla, aunque las fallas vienen sobre todo en la primera mitad del film, que tiene un ritmo demasiado lento y deposita demasiado tiempo en la pareja, algo que no funciona del todo. Después, el film y Hendler repuntan muchísimo.
Stuart por el otro lado, está bastante relegada al rol de la pareja medio rompe bolas que no logra entender del todo lo que pasa en la cinta, y ni sale del departamento. Es un personaje medio gastado que no aporta mucho salvo un par de situaciones graciosas con Hendler (Una botella de alcohol viene a la mente como el punto alto de esto).
Completando el reparto, se encuentran Federico Luppi y Yayo. Luppi personifica a Zanutto, un hombre mayor que vive en el edificio con su mujer (su mujer secretamente está en un asilo de ancianos, pero él no quiere que se sepa). Y el que termina de cierta manera robándose la película es Yayo, si, Yayo. Su papel es Horacio, un hombre medio paranoico que siempre demuestra conocimiento militar, de armamento y situaciones de emergencia.
Con el transcurso del film y el avance de la enfermedad, se irán formando alianzas dentro del edificio entre los vecinos. Y se unirán para tratar de parar a uno de ellos que (suponemos que llevado a esto por el virus, el film en realidad NUNCA es claro en cuanto a los síntomas y muestra dos tipos de síntomas distintos en sus infectados) se está encargando sistemáticamente de matar a cada uno de los habitantes del edificio.
El mayor problema de Fase 7 es el guion, que tiene bastantes cosas a medio cocinar aunque es ayudado mucho por los actores que intentan elevar el material. Los valores de producción están bien para cine argentino, pero tener que hacer esa aclaración, ya es síntoma de que no están del todo bien. El sonido sigue siendo el mayor problema de la industria nacional. El dialogo se escucha siempre en otra capa de realidad. Totalmente afuera de una situación natural y eso es algo que nunca el cine Argentino logró solucionar. Punto aparte para resaltar la banda sonora. En un más que obvio “homenaje” a John Carpenter, mantiene un ambiente de tensión y acompaña muy bien el film.
Para resumir, Fase 7 es un film con muchos problemas, que normalmente se suelen perdonar por ser producción nacional. Pero al fin del día, funciona. Y sobre todo a sala llena. Imagino que verla solo en tu casa en DVD debe ser casi insoportable. Pero el público general compra la película y el entusiasmo contagia. Como film debut, está más que bien, buen augurio para Nicolas Goldbart, quien esperemos refine un poco más el guion la próxima vez.