Entrega final de su tetralogía dedicada a retratos de hombres de poder, el nuevo largometraje de Alexander Sokurov, toma como inspiración el Fausto de Goethe para explorarlo bajo una óptica novedosa, paralela. En un brillante ejemplo de anti-adaptación cinematográfica, el relato del cineasta ruso se centra en todo aquello que rodea al texto clásico (o más bien, todo lo que éste expele, secreciones incluidas), evadiendo los componentes trágicos de un hombre en deuda con el diablo y enfocándose en el día a día de un personaje anónimo impulsado por sus instintos básicos.