De aceptación e inclusión
Dirigido por Juan Manuel Repetto, el documental Fausto también (2015) muestra los desafíos que tiene que superar un joven con autismo para ingresar a la facultad. Los testimonios de familiares y acompañantes terapéuticos posibilitan acercarse a un trastorno que afecta a más personas de las que se cree.
Fausto tiene 22 años y padece autismo. Desde niño recibió la contención adecuada y eso le permitió cursar la primaria y la secundaria. Pero desea dar un paso más: ingresar a la universidad de La Plata para estudiar informática. Su fascinación por la computación y la concentración que le destina a esa área, la convierten en una de sus principales pasiones.
El espectador se inmiscuye en la historia y la rearma mediante los testimonios de familiares y especialistas que trataron al protagonista desde pequeño. Y también por las palabras de Fausto, hecho de suma importancia para conocer su situación en primera persona: sentimientos, expresiones y capacidades… No es un dato menor que toque el piano y su música sea parte de la banda sonora de la película.
Repetto elige un manejo especial de la imagen que convierte al público en testigo de lo que ocurre. Y ese es un punto a favor porque logra que no se note la presencia de la cámara en el accionar de Fausto. Sin embargo, la estética similar a una grabación casera es el aspecto débil del film, ya que la falta de encuadre en algunos momentos se torna molesta.
El documental se centra en un trastorno que afecta a numerosas personas y que es desconocido para muchas otras. Fausto también es significativo porque pone el foco en el caso del primer joven con autismo que realiza el examen de ingreso a la universidad. Pero si lo logra o no pasa a ser un dato menor comparado con el aprendizaje que adquiere en el transcurso.