Escapar en el otro
Meira (Hemadas Yaron) es esposa y madre de una pequeña bebe dentro de la hermética comunidad judia jasídica de Montreal, donde cada día le resulta más difícil tolerar el riguroso y tradicional estilo de vida que le han impuesto, donde no se le permite hacer lo que más le gusta: dibujar y escuchar música.
Felix (Martin Dubreuil) es un cuarentón bohemio, que siempre ha sido el hijo rebelde de una familia de clase alta y ha vuelto a Montreal a ver a su padre por última vez, quien en su lecho de muerte ya ni siquiera lo reconoce. Ambos se cruzan de casualidad por la calle, Meira paseando a su beba en el cochecito, Félix paseando sus penas, y lo imposible sucede, luego de una breve charla en la que Meira ni siquiera lo mira a los ojos, ya que su religión se lo prohibe, ambos quedan enganchados, buscando excusas para volver a verse.
Iniciar un romance es algo normal para Félix, pero no para Meira, pero el amor entre ambos parece inevitable, y finalmente sucede, con todas las consecuencias que puede traer para ambos, viniendo de mundos tan diferentes.
La película narra una historia de amor bastante atípica, sin lugares comunes, reflejando de modo íntimo todas aquellas barreras que nos impone nuestra cultura, nuestras costumbres, y también nosotros mismos. Maxime Giroux construye un filme sereno con una hermosa fotografía, lleno de pequeños detalles que ilustran aquello que las culturas se encargan de separar y que las personas deben aprender a unir.
Tanto Yaron como Dubreil le otorgan una enorme sensibilidad a sus personajes, quienes de forma sencilla y sin grandes gestos son capaces de demostrar la enorme pasión que surge entre ellos. También es destacable la interpretación de Luzem Twersky como el estricto y represivo esposo de Meira, quien sorprende cuando finalmente logra demostrar lo que siente por su mujer.
Félix y Meira es una hermosa historia de amor, sobre dos personas que no han encajado en la realidad que les toco, y que logran, cuando se enamoran, escapar de ese mundo que los ahoga.