Dicen que segundas partes no son buenas, y esta nueva entrega del loop eterno de Tree (Jessica Rothe) por más vuelta de tuerca que se quiera imponer se termina perdiendo la ironía de la original sumando una misteriosa máquina, fantasmas del pasado de la protagonista y no mucho más. Hay humor, muertes, pero cuando se pone seria la película pierde vuelo, quedando en el espectador las ganas de volver a ver la primera entrega, mucho más simple, directa y original.