Un interrogante recurrente me surge la mayoría de las veces que veo un filme de y para adolescentes yankees. ¿Cómo puede ser que siendo estos un catalogo de estupidez humana, sus adultos dominen el mundo? ¿Dónde estamos ubicados el resto de los mortales en esa ecuación?
Dejando de lado los cuestionamientos personales y entrando de lleno en el texto, lo primero que se debe mencionar es que de originalidad posee nada.
Una cruel versión del ya clásico dirigido por Harold Ramis, y protagonizado en 1993 por Bill Murray y Andie MacDowell, “El día de la marmota”, estrenado en estas playas como “Hechizo del tiempo.”.
Pues bien, si en la original el sujeto despertaba una y otra vez el mismo día, la fabula casi ponía en evidencia, entre otros motivos, el poder hacerse cargo de su deseo, primer paso para empezar a vivir y dejar de subsistir.
En esta ocasión, con bajada de línea incluida, nuestra heroína no sólo debe hallar a quien al finalizar el día la asesina, sino que le da tiempo para reflexionar sobre las razones que alguien, (¿quién?) podría tener para realizarlo. En este recorrido de la trama es que se intenta mezclar los géneros, por un lado el drama nuestro de cada día, el terror sobre la propia muerte, y la comedia en la que toda la estructura quiere sostenerse para darle un aire de parodia.
Nada de esto se logra, los estereotipos están a la orden de todos los filmes que ya hallan tratado el tema, los lugares comunes, los adornan y, como debe suceder en un filme de “avanzada” en la actualidad tiene que aparecer el personaje homosexual, liberación del placard en puerta.
Todo esto promovido por las acciones de nuestra heroína, quien a cada paso va redimiéndose de ser una perfecta mascara vacía.
Lo de la mascara viene a cuento pues quien le da muerte usa una mascara de bebe regordete, imagen conocida, todo un icono de los felices años ‘50, pero el efecto que intenta producir no se logra, en realidad es inocua.
Tree Gelbman (Jessica Rothe) es una estudiante universitaria, mala chica, promiscua, adicta tanto al sexo como a ingerir lo que sea, forma parte de una jauría de superfluas autodenominadas “Kappa”. En un momento su vida se detiene y revive el mismo día, con el doble agregado de ser el de su cumpleaños. Lo más tenebroso en este caso es que simultáneamente es el cumpleaños de su madre, fallecida tres años atrás. ¿Festejar que?
Eso si, es sádico, nacer el mismo día que tu madre y arruinarle su cumpleaños hasta la eternidad, para luego cargar con el peso del recuerdo terminando por ser masoquista.
Despertara una y otra vez en el cuarto de Carter Davis (Israel Broussard), con amnesia total de lo ocurrido la noche anterior y de como termino ahí, al finalizar la jornada se producirá su deceso a manos de alguien, todo para averiguar quién está deseando asesinarla.
Nada es novedoso, sumándole a que todo es demasiado previsible, el filme aburre.