Por suerte, a veces, el cine da sorpresas. Esta película es una de ellas, en gran medida una “metapelícula” por partida doble. La situación de base es la misma que en Hechizo del tiempo e incluso se menciona al final: una persona que vive, una y otra vez, el mismo día. Si Al filo del mañana era una cruza de esa obra maestra de la comedia con la ciencia ficción, esta lo es con el horror: la que vive y revive es una chica muy linda, en la preparatoria, que es asesinada de mil maneras distintas, y debe -para salir del ciclo temporal- hallar al asesino. Lo que hace el realizador Christopher Landon consiste en no esconder la referencia y además burlarse de otros géneros: el terror adolescente y el film se secundarios. Todo al mismo tiempo. Podría ser un desastre pero aquí tenemos ojo cómico (después de todo esto no es más que una comedia negrísima), originalidad para el crimen y, al mismo tiempo -sorpresa otra vez-, mirada crítica sobre el propio género de asesinatos sangrientos. La pregunta que se hace es si sigue valiendo la pena mostrar mil y una formas de matar, o si moral y estéticamente el asunto no satura al espectador. Pues bien, a pesar de la sangre y la violencia, en ese punto este es un sutil film de contrabando sobre las posibilidades de los géneros y su validez hoy. Y es, no está de más decirlo, terriblemente divertida. No hay demasiadas películas desprejuiciadas e inteligentes hoy por hoy, así que aproveche.