Fílmala de nuevo, Sam.
El Found Footage, esa herramienta tan de moda que abarata los films de formas impensables y que los convierte en máquinas de facturar. Actividad Paranormal, Apolo 18, Troll Hunter, V/H/S, y así podríamos seguir, con al menos una decena de títulos que deben su orígen a la bomba de El Proyecto Blair Witch, que demostró que se podía hacer cine barato y taquillero.
El tema es que el recurso se está agotando de a poco. Si, siempre van a ser redituables (porque una película que cuesta pocos millones, a nivel global, casi siempre va a poder empatarse el presupuesto), pero a nivel creativo ya no hay demasiado que decir. Fenómenos Paranormales 2 es un buen ejemplo, que está plagada de buenas intenciones y de sustos legítimos, pero que en el fondo – y pese a que lo intenta- no deja de ser una película Found Footage más.
En esta entrega, fanáticos de la primera parte de la saga van al hospital en donde se rodó. El problema es que los fantasmas que allí habitan no se fueron a ningún lado, y le harán la vida (y la muerte) tan complicada como se la hicieron a los anteriores valientes que se atrevieron a cruzar la muralla.
Hay que admitir que las actuaciones de la película no son malas. Por momentos logramos meternos en ese lugar maldito y sentir algo de empatía. Pero los fantasmas, iguales a los de la primera entrega, son poco terroríficos. Los sustos se basan meramente en los golpes de efecto. La psicología, pese a algún momento de tensión que se pueda llegar a generar, queda en segundo plano frente a lo físico, algo que en el Found Footage no suele pasar. Con esto podemos presumir que los Vicious Brothers (que no son hermanos), directores de la película, quisieron darle una vuelta de tuerca a lo que ya vimos, pero solo logran convertir a la papa en patata.
Fenómenos Paranormales 2 no es la peor película de terror que van a ver. Es más, puede que disfruten con algún momento en particular y que se lleven algún susto encima; pero si la vemos como un todo, no deja de ser un aporte más a un género poco interesante que se niega a morir a tiempo.