No es la primera vez que el cineasta Andrés Di Tella aborda en sus obras aspectos autobiográficos en ensayos audiovisuales que parten de lo familiar para alcanzar luego inesperadas dimensiones históricas, económicas y/o sociopolíticas. Tras La TV y yo (2002) y Fotografías (2007), el director de Prohibido, Montoneros, Hachazos y 327 cuadernos se centra en Ficción privad a en la relación entre su padre Torcuato y su madre Kamala, una mujer muy especial nacida en la India.
Con elementos íntimos (el realizador aparece en pantalla con su hija Lola), ficcionales (dos intérpretes como Denise Groesman y Julián Larquier "actúan" a partir de las cartas que durante más de tres décadas se fueron enviando Torcuato y Kamala), participaciones especiales como las del también director Edgardo Cozarinsky, quien conoció de cerca a los padres de Andrés, y un frondoso material de archivo que permite reconstruir una historia que va de un kibutz en Israel en 1952 hasta Hampstead en Londres, pasando por una etapa en Madras en la India, Di Tella va de lo privado a lo universal, de las historias mínimas de sus seres queridos a una mirada más abarcativa sobre el siglo XX con incesantes viajes, encuentros y desencuentros, las utopías socialistas y las rebeldías frente a los mandatos familiares. El resultado es un film catártico y melancólico, triste y doloroso por momentos, pero siempre bello y fascinante.