En el original prólogo, el director Andrés Di Tella y su hija hacen un curioso experimento en imaginación histórica, cuando con fotografías antiguas encontradas en la basura, de gente de la que no se sabe absolutamente nada, tratan de pensar qué tipo de personas eran, dónde vivían, e incluso prueban una vuelta de tuerca espiritista, como si fijarse en esas fotos significara poder comunicarse con espectros. Ese ejercicio sirve de puntapié para el verdadero tema de esta interesante “Ficción Privada”, una exploración de Di Tella sobre sus padres y la insólita relación que los llevó a vivir desde los Estados Unidos a la India natal de su madre, y la Buenos Aires de su padre Torcuato. Esta exploración la hace leyendo cartas familiares, revisando películas y fotos caseras, y haciendo que algunos de los textos sean leídos por amigos suyos como Edgardo Cozarinsky. Es un documental experimental, pero tiene un lenguaje fluido y ameno.