La última obra de Andrés Di Tella, “Ficción privada”, es otro riesgo fantástico y profundo, que bucea entre lo personal, íntimo y universal. Por eso es hermosa.
Di Tella filmó un documental biográfico, que se mete en su mundo, donde expone a su propia familia (madre, padre, hija), pero que tiene una cualidad única, es fascinante en todo momento. Algo que, sinceramente, es complicado de lograr cuando se trata de materiales tan personales. ¿Cómo hacer que algo biográfico le interese al espectador? Di Tella ha dado con la clave. Nos interpela, dialoga con nosotros y nos hace reflexionar. Volver a los lugares del pasado, recuperar fotos del archivo familiar, también como modos de reflexión hacia un futuro posible que no fue. Es toda una mecánica de una belleza inmensa, pero a la vez muy compleja.
Di Tella pone cuerpo y voz en su obra, como no podía ser de otra manera. Va de lo íntimo, de lo personal, a lo global, a las historias ajenas. Otro viaje hermoso del inoxidable Di Tella. Autor trascendental que vitaliza ese cine nacional más arriesgado, ensayístico diría, que borra las fronteras de lo documental y ficcional constantemente.
Opinión: Muy buena.