CARTAS DE AMOR
El director Andrés Di Tella vuelve a articular lo público y lo privado en su nueva película, en la que utiliza una serie de cartas que se enviaron su padre (Torcuato Di Tella) y su madre cuando escapaban ambos de sus respectivos países (él de Argentina, ella de la India). En ese intercambio se puede conocer una estadía en Israel, la vuelta a la India, algún tiempo en Londres y la llegada a la Argentina. Andrés Di Tella utiliza imágenes de archivo, fotos, dos actores y un amigo de los padres (el también director Edgardo Cozarinsky) para recitar los textos de las cartas y reconstruir de alguna manera aquella historia de amor.
En Ficción privada el director utiliza múltiples recursos narrativos. Por ejemplo, en la escena más lograda cuenta algo muy especial que le pasó a través del Google Street View: en esa secuencia se entera de la muerte de su madre (él estaba en Londres), sale a caminar de noche, las calles están vacías y en una de ellas cree verla. Todo esto lo cuenta utilizando el programa hasta llegar al punto exacto del encuentro. Toda la primera parte en la que, mediante fotos, Di Tella habla con su hija e imagina o inventan historias de lo que ven en esas fotos viejas, es otro gran momento.
Ese trabajo sobre lo público y lo privado que Di Tella piensa a partir de su propia familia, integrada por una serie de nombres fundamentales de la historia cultural del país, de alguna manera trasciende la pantalla y moviliza al espectador. Cuando uno abandona la pantalla también quiere de alguna manera reinventar los textos que escucha en las cartas que escribían sus padres y crear su propio universo en torno a la historia que ellos vivieron.
NdR: Esta crítica es una extensión de la ya publicada durante el Festival de Mar del Plata.