Sólida narración de un episodio real de la resistencia dinamarquesa durante la Segunda Guerra Mundial
No es muy común que se estrenen películas de origen danés en nuestro medio, por eso la llegada de este es doblemente gratificante.
Basada en una historia verídica narra las vicisitudes de la vida de dos personajes emblemáticos de la resistencia danesa durante la ocupación nazi ocurrida en la segunda guerra mundial.
Ellos, dos jóvenes idealistas, inflexibles, uno más que el otro, y arriesgados ambos por igual, son los encargados de eliminar a los colaboracionistas
El pelirrojo Flame es el ejecutor, todo acción, todo juventud, sangre fría, no le tiembla el pulso, es todo un castigador; el otro un poco mayor, no demasiado, casado y padre de una niña, es conocido por Citron, por haber trabajado en una fábrica de autos de la marca francesa, es el chofer. Los roles son fijos, nunca se alteran, sólo cuando le llega la orden de ejecutar a Katty, su amante, su confidente, pone en duda la orden y su exactitud. Esta será un evento determinante en la vida de ambos.
Lo mejor del filme es la forma en que esta construida la historia, la dualidad del discurso manifestado no sólo a través de la oscuridad de los personajes, sino que además pone en tela de juicio las razones de los propios jefes, mostrando intereses espurios. Ellos mismos son juzgados desde una mirada poco condescendiente, si bien se los presenta como grandes idealistas el transcurrir de la historia los va constituyendo no en esos bravos justicieros, para terminar como verdaderos antihéroes. Citron se replantea constantemente lo moral de sus actos, no la ética de los mismos, se sabe un asesino, aunque la causa aparezca como justa. Cree que algún día será juzgado por su accionar.
De estructura narrativa muy lineal, con un gran trabajo en la dirección de arte, sobre todo en la reconstrucción de época, tanto la escenografía y el vestuario están en el orden de lo perfecto y muy bien acompañado por la fotografía y sustentado en las actuaciones.