De todo lo último que ha lanzado DC contra al ruedo, The Flash es de lo mejorcito que ha hecho. Cuando es emocionante, emociona. Cuando es divertida, es hilarante. Cuando es heroica, te moviliza. Hay mucho amor para estos héroes que Andy Muschietti plasma en pantalla, aún cuando a veces los recursos se queden cortos – ejem… CGIs mediocres y algunos cameos metidos con calzador, solo para sacarle una sonrisa a los fans -. El elenco es muy bueno – quizás Michael Shannon va en piloto automático, como incómodo de volver a estar en este universo como el general Zod – y la música te saca una sonrisa. Y aún con todo eso, a The Flash no le alcanza para recibir una medalla. No tiene nada que ver las locuras de la vida real de Ezra Miller – estamos muy lejos de ese ambiente y somos menos puritanos; solo queremos ver un filme para divertirnos -, sino cierta cosa de consistencia. Ok, este filme lo escribieron los mismos de Spiderman: De Regreso a Casa y saben como ser divertidos, épicos y serviciales con el público, pero quizás tenga que ver con Muschietti como director. Una pulida final, mas seguridad con los efectos especiales, reconocer cuando la comedia es excesiva… o quizás el punto (sin querer entrar en terreno de spoilers) es que toda la aventura es innecesaria. No hay ese sentimiento de satisfacción de que el héroe ha vencido todos los enemigos / obstáculos que se han interpuesto en su épica sino que es solo una triquiñuela rebuscada que no termina de solucionar nada… siquiera la identidad del asesino de la mamá de Barry Allen o los motivos de semejante homicidio.
Aún con toda la mala fama que tiene, Ezra Miller es un actor de la hostia. En The Flash tiene todo el tiempo del mundo para lucirse como debe. No solo es payaso sino emotivo, y en su búsqueda de enmendar el pasado – detener el asesinato de su madre, probar la inocencia de su padre – encuentra sus mejores momentos. Aun en la secuencia final es imposible que a uno no se le escape una lágrima. Quizás el prólogo es innecesario – pero, bueno, siempre hay que hacer lucir al héroe salvando a inocentes aún cuando Evan Peters haya hecho algo similar (y con mucha mas gracia) en los filmes finales de los X-Men -. La única utilidad es probar que, cuando Flash se pasa de rosca, puede ir a tanta velocidad que puede pasar la barrera del tiempo. Mientras que eso es un clásico del personaje – y la serie con Grant Gustin lo ha usado hasta el cansancio y con mayor verosimilitud -, nunca ha quedado muy claro cómo este tipo puede elegir día, mes y año del pasado / futuro donde desembarcar. Para Gustin era una simple ventana, pero acá inventaron una cosa llamada la Cronosfera donde el velocista puede ver miles de lineas de tiempo alternativas con CGIs hechos con una Commodore 64 – para los que se reían del bigote borrado digitalmente de Henry Cavill en Liga de la Justicia, esperen a ver esto -. ¿Qué tanto costaba pegarle una mejor pulida, entregar la película unos meses mas tarde o camuflarlo con un blur lo plástico que se ven los habitantes de la Cronosfera?. Como Miller se ve como un pendex vuelve a un pasado alternativo donde él tenia 18 años y su madre estaba viva. Claro que existe otro Barry – su versión adolescente de esa época – así que debe interceptarlo a tiempo, tomar su lugar y después ver qué corno hacer. Para colmo llega en el momento justo en que el general Zod ha dado con la Tierra y quiere capturar a Superman para sacarle el código genético de los kriptonianos aparte de terrarreformar el planeta para convertirlo en Kriptón – si, todo ese bolazo con que se despachó Zack Snyder en El Hombre de Acero -. Pero en esta versión del universo Superman no está, tampoco el resto de la Liga de la Justicia, y a lo sumo tenemos a un Bruce Wayne jubilado y ermitaño – Michael Keaton; aplausos de pie, por favor – que usa toda su parafernalia tecnológica para ayudar al viajero en el tiempo.
Ni ahora ni antes nunca Keaton se sintió como un Batman creíble: es bajo, no tiene físico, no es imponente. Pero lo que tiene Keaton es esa aura de inteligencia, pensamiento rápido y suma expeditividad que lo hace un Batman implacable. Acá precisa muchos efectos y muchos dobles pero es brutal peleando, y eso es lo que uno espera del Hombre Murciélago. Tres cuartas partes de la audiencia va a ver el filme solo para reencontrarse con el veterano héroe de su niñez y no van a salir decepcionados. Quizás hay demasiado fan service – los latiguillos de “vamos a volvernos locos” o “yo soy Batman” – pero, rayos, ¿cuando vimos a un prócer del cine volviendo a interpretar el rol de su vida después de varias décadas?. ¿Sean Connery en Nunca Digas Nunca Jamás?. Este Batman planea, es heroico, y pelea duro. Y cuando va a rescatar al alienígena que los rusos han atrapado, tiene de sobra para lucirse.
Como la historia está cambiada, no hay Superman sino su prima Kara Zor-El. Wow, si alguien merece sobrevivir la purga del DCEU es Sasha Calle, que es sexy, elegante y salvaje, y está criminalmente desperdiciada. Su historia merecía una película para ella sola. Acá exhibe furia y compasión, es mas badass que el mismo Cavill y es dificil no hacerse fan de la latina.
The Flash no es la super película que sacudirá los cimientos del género. Tiene su cuota de cosas excelentes, otras discutibles, pero a lo sumo no deja de ser un entretenimiento superior a la media con mas ritmo que coherencia. Es mucho mas divertida que Black Adam o la última de Shazam, Muschietti funciona como un James Gunn lite que precisa un poco mas de fogueo para mantener los tonos en las medidas justas (al menos sabe como hacer épicas las entradas de los personajes a la historia). A veces todo es muy cómico – Flash siempre fue de los superhéroes mas descontracturados que tiene la DC -, y a veces hay demasiadas cosas en el aire que no se puede manejar con el equilibrio que se precisa, caso del romance con Iris West. La serie de Grant Gustin ha usado este tema – basado en la novela gráfica Flashpoint – y siempre ha sido mucho mas coherente, tomándose todo el tiempo del mundo para construir la épica, medir las consecuencias y los conflictos morales del héroe, y obtener un desenlace formidable. Pero acá han hecho una versión resumida de Flashpoint, tomaron el esqueleto y, por las limitaciones del formato, al ir a las apuradas no pueden obtener todos los méritos que debiera, reduciendo la épica a un puñado de personajes en versiones alternativas. Así como está es light, divertida, épica y emocionante, pero no termina por ser redonda.