Flash

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Hay momentos muy divertidos en Flash, la nueva película de superhéroes del Universo Extendido de DC, que dirigió el argentino Andy Muschietti. Hay varios Batman, se ven varios Superman y hay no uno, sino dos Flash. Y tiene un comienzo, los primeros 20 minutos, que son como para no quitar la vista de la pantalla.

Hay buenos gags en los diálogos (el del “baby shower”, cuando hay bebés cayendo en el aire y Flash debe salvarlos de una muerte segura). También hay un par de cameos -uno de ellos realmente impensado-, y el propio Andy Muschietti aparece con un pancho en la mano.

Y están los guiños a Independiente: el mate -y el termo del Rojo- se ve, no tanto como cuando Stephen King lo tomaba en It: Capítulo 2, antes de los 15 minutos, y en la escena postcrédito hay otra referencia.

Pero, desafortunadamente hay un pero. Por un lado, esta Flash llega un poco tarde, porque ya vimos a tres Spider-Man juntos en una película, y la sorpresa se pierde, y por otro el Multiverso y las realidades paralelas, bueno, ya dejaron de ser una novedad hace rato.

El Batman de Ben Affleck, y el de Michael Keaton
En ese arranque confluyen Flash, el Batman de Ben Affleck y hasta la Mujer Maravilla. Son escenas de acción, de persecuciones rodadas con brío, con un montaje que no lastima los ojos, sino que permite observar cada detalle y que hacen esperanzar al espectador como pocas veces pasó con una película de DC.

Luego, llega el Multiverso.

Barry/Flash tiene un trauma: de niño su madre Nora (la española Maribel Verdú), que canta Pedro Navaja murió asesinada en la cocina de su casa mientras preparaba la pasta y su padre (Ron Livingston) había ido al super a comprar una lata de tomates. Pero la Justicia entiende que el asesino fue él, las imágenes de la cámara de seguridad del supermercado no permiten verlo a él con claridad, para que le sirva de coartada.

En el presente, Barry/Flash comprende que podría correr más rápido que la velocidad de la luz hacia el pasado y, sin mayor interacción, por consejo de Batman, resolver el asunto de la lata de tomates.

Que se haga la salsa para la pasta, y listo.

Por supuesto que no saldrá como él lo preveía: termina alterando el pasado. Entre otras cosas, no hay metahumanos, se queda varado junto a su otro Yo, un Barry adolescente un tanto ganso, y hasta Eric Stoltz sigue siendo Marty McFly en Volver al futuro…

La referencia al filme de Robert Zemeckis no es gratuita, y hay también a otras películas, sea desde posters (El origen, de Christopher Nolan; V de Vendetta, todas de Warner Bros.) y hasta, claro, Al filo del mañana, la de Tom Cruise.

La película sirve para entender cómo Barry se convirtió en Flash por accidente, a partir de una tormenta y un rayo que le dio sus poderes, esos que le posibilitan al poner los brazos en posición extraña correr a ultravelocidad, o también atravesar paredes, como Harry Potter en la estación de trenes.

Pero ahora sin Fuerza de velocidad, porque al volver a pegarle el rayo, se los quitó y los tiene su otro Yo y, para más, el General Zod (Michael Shannon) llega a la Tierra buscando a Superman y para realizar su famosa Terraformación, los dos Flash se reunirán al Batman que sí existía (Michael Keaton) para, con otra superheroína, tratar de salvar al mundo.

Y ahí el Batman de Keaton, que tiene con el mismo traje y el batimóvil del filme de Tim Burton, explica lo que a tantos espectadores confundió del Multiverso con un plato de espagueti.

En fin, Flash es divertida, sí, pero no novedosa.