Florence

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Una conmovedora reflexión sobre la pasión, el talento y la crítica.

La labor artística es algo emocionalmente arriesgado para cualquiera que la emprende. Sometemos algo hecho con el corazón (o por encargo) al juicio de un público cuyo veredicto es tan cierto como inestable en su expresión. Están aquellos que lo expresan de forma moderada, y están aquellos que son injustificadamente crueles. Pero Florence es una película que no viene a pasar juicio por la buena o mala calidad que un artista ejerce con su obra, sino del corazón que se le pone a la misma.

Subí al escenario y hacelo vos si sos macho

1944. En plena Segunda Guerra Mundial, Florence Foster Jenkins es una dama de la alta sociedad neoyorquina y una amante de la música. Apoyada por su joven esposo, realizan conciertos en diversos eventos. Por desgracia, Florence no tiene lo que se dice una voz agraciada. Los problemas surgirán cuando, a pesar de esto, ella quiera dar un concierto a beneficio de los soldados en el Carnegie Hall (uno de los salones de conciertos más prestigiosos de Nueva York), obligando a su marido a hacer todo tipo de movidas para evitar que su mujer sea el blanco de las burlas del público y la destrucción de críticos incorruptibles.

Florence es una muy buena narración, que parte de un guion sólido, que le da espacio en partes iguales tanto al humor como a la ternura. Pero más allá de eso, es una conmovedora reflexión sobre la pasión, el talento y el rol de la crítica en las artes. Es una película que nos conmina a los críticos (tanto especializados como ciudadanos de a pie) no a analizar obras posteriores con una benevolencia exagerada, o a evitar la rudeza si se la cree necesaria. Al contrario, nos invita a seguir ejerciéndola como lo hemos venido haciendo desde siempre, pero nos invita a que reconozcamos primero que nada, si hubo amor, si hubo pasión, si se dejó todo en la cancha a la hora de hacer lo que se hace. Porque en esa motivación recae toda la diferencia. El resultado ya es harina de otro costal.

En el apartado técnico tenemos una más que hábil dirección del gran Stephen Frears, donde coordina cuidadas composiciones de cuadro en Cinemascope, complementadas por una dirección de arte que reproduce gustosamente la Nueva York de los años ’40.

En el apartado actoral, Meryl Streep entrega otra digna performance de tantas otras con las que nos ha deleitado a lo largo de los años (no me sorprendería que reciba la vigésima nominación al Oscar de su carrera por este papel). Hugh Grant sorprende como un dandy venido a menos, pero con un genuino amor por el personaje de Streep, lo que resulta en una química innegable con esta última. “Sorpresa” es la palabra que también utilizo para Simon Helberg, quien demostró en esta película que hay vida, talento y versatilidad más allá de Howard Wolowitz.

Conclusión
Florence es un relato muy bien construido, sostenido por interpretaciones tan carismáticas como conmovedoras. Si cuenta con el tiempo y el dinero, no lo va a desilusionar. Recomendable.

El Hombre en la Arena (Theodore Roosevelt)

No es el crítico el que cuenta; tampoco el hombre que señala como ha tropezado el más fuerte, o cómo el que realiza las hazañas pudo haberlo hecho mejor. El crédito le pertenece al Hombre en la Arena, cuyo rostro está manchado por el polvo, el sudor y la sangre; quien lucha valientemente; quien se equivoca y se queda corto una y otra vez, ya que no hay esfuerzo sin error ni defecto

Es quién verdaderamente lucha para realizar sus hazañas; quien conoce el gran entusiasmo y la gran devoción; quien se entrega a una causa justa; quien cuando todo va bien, conoce al final el triunfo de un gran logro, y quien cuando todo va mal, falla, al menos lo hace asumiendo un gran riesgo, así su lugar nunca estará junto al de esas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni la derrota.