Fuera del campo
Julio Midú y Fabio Junco apuestan al cine de género más precisamente al policial, con mezcla de suspenso y comedia negra para desarrollar una historia de traiciones, secretos y en la que las apariencias engañan. Flores de ruina, así se llama la propuesta, se concentra en el tendal de muertes que rodea a las tres ancianas protagonistas, hermanas solteras que viven en un campo y resisten desde las armas y la violencia cualquier tipo de intrusión.
Desde el primer minuto, la información del asesinato del dueño del campo, un tal Ramirez, perpetrado por una de ellas, la desaparición del cadáver y un sinfín de contratiempos que involucrarán otros personajes secundarios, marcan el pulso de este relato que cuenta con las actuaciones de las veteranas Ellen Wolf, Nélida Augustoni y René Regina, actrices que se adaptan fácilmente a sus roles y que transmiten por un lado fragilidad desde sus contexturas físicas pero también cierto costado siniestro en sus rostros y macabras acciones.
La coartada perfecta es que nadie sospecharía de ellas cuando un botín importante, producto de un garito clandestino, va pasando de mano en mano y deja muertos en su camino. El campo donde habitan también es un refugio para un criminal peligroso buscado por la policía, mientras las tres hermanas se encargan de ocultar el dinero, las pruebas, en la profundidad del campo o desde la complicidad con el malviviente.
También en intervalos cortos pero efectivos el espacio para el humor dice presente en Flores en ruina, que pese a su estilo artesanal desde la puesta en escena sabe dosificar la información y mantener el ritmo sin dejar cabos sueltos.
Los agradecimientos a los vecinos de Saladillo durante los créditos finales hablan a las claras que el proyecto Cine con vecinos puede crecer siempre y cuando adopte historias de esta dimensión.