La vida en tiempos de Internet
Flores del mal (Fleurs du mal, 2010), no en vano parafrasea en su título al poema del escritor francés Charles Baudelaire ya que funciona como una libre interpretación cinematográfica moderna del mencionado texto provocando una ruptura en la forma y el contenido.
Gecko (Rachid Youcef) es un joven botones de hotel que vive libremente en la ciudad de París y cuyo hobby pareciera ser el baile. Anahita (Alice Belaïdi) una chica iraní que se hospeda en el hotel donde Gecko trabaja. A la muchacha la inunda una terrible y solitaria tristeza que será el motivo de su estadía parisina. En Teherán una serie de manifestaciones estudiantiles ponen en peligro la vida de miles de jóvenes y Anahita fue enviada casi obligada a Paris por su familia que la quiere mantener alejada del peligro. Gecko y Anahita se encontrarán en vivo y luego por chat para vivir una historia de amor, aunque esta sea sólo pasajera y llena de contradicciones. Mientras internet los una la vida real los separa.
David Dusa ofrece una historia minimalista con solo dos personajes pero con una solvencia narrativa y cinematográfica más que interesante. En Flores del mal combina la ficción con el documental para contar un relato de amor pero también la historia de la represión estudiantil sufrida en Irán hace unos años atrás. Para eso anexa a la trama las redes sociales por donde Anahita se comunicará con sus amigos en Irán y verá todo lo que sucede a través de videos reales subidos a Youtube. La liviandad de lo que podría ser un film romántico, en el que chocan dos culturas, toma otro valor al funcionar como una película que también denuncia mostrando una dura realidad.
En contraposición a la realidad iraní Youtube es el medio elegido por Gecko para mostrar su baile. La pasión que lo hace sentirse vivo. Y es en esta contradicción en donde el realizador pone en conflicto la utilización de las redes sociales. Estas sirven para cuestiones banales como mostrarse a los demás por el simple narcisismo propio, pero también pueden cumplir el rol de dar a conocer un hecho de violencia que de no ser por ese medio sería invisibilizado. Internet puede entretener pero también puede tener un valor social y esa termina por ser la paradoja planteada por Dusa. Dicho caso también funciona como una analogía del cine o al menos del cine que el cineasta se propuso.
Flores del mal narra lo que podría ser una banal historia de amor que es mucho más que eso. Es una revolución cinematográfica que como su homónimo en la literatura abre un nuevo estilo cinematográfico donde la ficción se fuciona en realidad.