Y hubo un jueves que volvieron las películas épicas e históricas, así se podría titular esta crítica sobre “Fontana, la frontera interior”, una realización de Juan Bautista Stagnaro.
A diferencia de “La patria equivocada” (Carlos Galletini) que se estrena también hoy, Stagnaro sale airoso de esta historia nunca abordada por nuestro cine.
La historia comienza en 1880, cuando una partida de soldados exhaustos navega por el Pilcomayo. Un hombre a la cabeza del grupo duda qué camino tomar. Es el Coronel Fontana. De su decisión depende la vida de muchos hombres. Y él lo sabe muy bien. El territorio de un país no es algo que cae del cielo; que las fronteras que se dibujan en los mapas son producto, en algún momento de la historia, de la voluntad y la determinación de algunos pocos hombres. Fontana fue uno de esos hombres y ésta es la película que narra su historia.
Guillermo Pfeninig como Fontana luce seguro y medido. Quizás una de las falencias del filme es que cuando pasan los años prácticamente no envejece el personaje. Pero eso no es problema del actor. También se luce Jorge D'Elia como Fontana viejo.
Además de estas dos notables actuaciones hay que destacar las locaciones de exteriores y la fotografía. Teniendo en cuenta que el cine argentino hace rato que no presenta filmes de época, se puede decir que estamos preparados para afrontar esta oleada de cien épico e histórico.
Todo esto que comienza con motivo de la celebración del bicentenario es muy bueno. Que los cineastas argentinos se lancen a filmar películas históricas es muy interesante. Lo que hay que apuntar ahora es a escribir guiones y libros que lleguen a la gente y no aburran. Porque si hay algo que aleja al público de ver este tipo de cine es el lenguaje que se utiliza. Fontana...” sale airoso, pero es un caso aislado entre muchos que se están viendo.