Sombras en la nieve
Éste filme pone casi en la obligación de quien escribe de contar lo menos posible sobre la historia que cuenta, pues en realidad no deja de ser un disección del comportamiento humano, definido filosóficamente como semigregario, participe necesario de ese núcleo tan importante para la supervivencia que significa la vida familiar.
Todo transcurre en cinco días y el relato esta estructurado por episodios en cada uno de esos espacios temporales.
Una familia tipo, padres y dos hijos chicos, comienza sus vacaciones invernales en los Alpes franceses, incluidas practicas conjuntas de sky.
La idea primaria de Ebba, la esposa (Lisa Loven Kongsli), es que el padre de los niños, Tomas (Johannes Kuhnke), pueda ocupar un espacio diferente dentro del sistema familiar y que quiebre con el mandato de sólo proporcionar bienestar económico, poder posicionarse como un padre presente para sus hijos.
Todo transcurre de manera normal y natural, como típicos turistas, pero el segundo día, mientras almuerzan en la terraza del restaurante, una suceso de la naturaleza dará por tierra con todos los parámetros hasta ahí presentados.
El título original del filme cuya traducción es “Fuerza Mayor”, se estrena en la Argentina con el subtitulo de “La Traición del instinto”, no sólo innecesaria sino que tal situación lo único que logra es anticipar distintas variables del relato, o sea casi la transforma no tanto en previsible sino de vuelo bajo desde el justificativo. La suprema calidad de de producción no lo necesita ni se lo merece, además, ¿el instinto es traicionero?
En “La Hija del General” (1999), de Simon West, en el que se indaga sobre una violación seguida de muerte, el investigador pregunta qué es peor que una violación, y la respuesta que finalmente aparece es la traición, en éste filme del director sueco el interrogante parece instalarlo en qué es peor en una pareja que la infidelidad, que en una familia que la falta de confianza, el desamparo, y la respuesta puesta en juego parece ser que queda circunscripta en la decepción, la del otro y la propia.
Cómo remontar el haber sido decepcionada por su marido. “¿Éste es el hombre que elegí para criar a mis hijos?, ¿Tan ciega estuve?”
Lo interesante del planteo es que todo queda expuesto a ser atravesado por lo femenino y lo masculino, sin escala de valores sino tipos, genero, una mirada sobre estas y otras cuestiones. Las acciones de los personajes son sólo disparadores para el desarrollo de los interrogantes, son actos individuales que no se puede, ni se deberían, generalizar, sin embargo éste caso, definitivamente nos arrastra a poder pensarlo desde inmediatez de la naturaleza humana.
La película se presenta como de construcción heterodoxa, lejos del clasicismo, sin embargo respeta los parámetros de principio y final con desarrollo del conflicto, tal cual lo mandan los libros, pero de manera episódica, la mimesis así instalada queda fijada `por los medios más originales de la escritura, ritmo, lenguaje y armonía, utilizando para esto todos los recursos del lenguaje cinematográfico.
Empezando por la diversidad de personajes, la inclusión de algunos que hasta aparece como caprichoso que terminan jugando un papel importante en el sostenimiento de los sucesos, por supuesto que gran parte se debe a las actuaciones de todo el elenco, convincentes, creíbles, Pasando por el arte, con una dirección de fotografía que hace alarde del espacio como si fuera otro personaje, de hecho lo es, componiendo un trabajo visualmente sorprendente; el diseño sonoro que juega con los climas y los momentos, tanto desde el sonido como de la banda de música, donde los primeros acordes del primer movimiento del concierto “Invierno” perteneciente a “Las Cuatro Estaciones” de Antonio Vivaldi, comienza como descriptivo de un momento para terminar siendo el leiv motiv del filme, casi como describiendo en esta familia la frase shakespireana “el Invierno de nuestro descontento”.
Un profundo estudio de la conducta humana inmersa en una situación no cotidiana, pero determinante.