El documental, como se ha dicho muchas veces, juega todo su potencial al elegir el tema. Si el tema vale la pena y el realizador no se equivoca, la película ya tiene la batalla ganada. Qué después de esa victoria logre elevarse un poco más, eso ya es otra cosa, y ahí sí entra en juego el talento y la sensibilidad de los que hacen la película.
El cine argentino suele empantanarse con los temas políticos, hundiéndose en la solemnidad y la bajada de línea, pero cuando los temas no van por ese lado, la producción de documentales interesantes que se hacen en nuestro país no es nada despreciable. Foto Estudio Luisita cumple con todo lo mencionado y vale tanto por el tema elegido como por la forma en la que lo retrata
Sol Miraglia y Hugo Manso son los realizadores de esta película que cuenta la historia de las hermanas Escarria, Graciela, Rosa y Luisa, nacidas en Colombia y llegada a la argentina en 1958. Ellas heredaron el estudio fotográfico de la madre, una pionera de la fotografía, y fue Luisita la que sin una preparación académica se convirtió poco a poco en fotógrafa profesional y se instaló con fuerza dentro del mundo del espectáculo porteño, donde retrató a todas las estrellas del Teatro Maipo.
No era Luisita solo una buena fotógrafa, su talento se hace evidente al revisar el material que acumuló a lo largo de las décadas. La directora del film arranca la historia contando como la conoció y como descubrió en el departamento donde viven –que también fue su estudio, veinticinco mil negativos inéditos además de las grandes fotos que si se publicaron. Luis Sandrini, Pepe Marrone, Susana Giménez, Tita Merello, Jorge Porcel, Alberto Olmedo, Moria Casán, las hermanas Pons, Amelita Vargas –amiga de las hermanas- y un número inagotable de personalidades descollantes del teatro de Revista porteño, así como músicos del nivel de Atahualpa Yupanqui.
La película describe aquel esplendor desde el mundo actual de las hermanas. La muy tímida y talentosa Luisita recuerda ese pasado legendario que a la vez está claro que extraña. El teatro de Revista como se lo conocía en aquel momento ya no existe más y la fotografía como ellas la trabajaban, tampoco. Un pasado glorioso para todos, pero pasado al fin. Hay humor, una ternura que no tiene límites y también una melancolía que alcanza momentos muy emotivos. La película también llega a angustiar, aunque la existencia del film en sí mismo es un rescate del olvido tan merecido que esa angustia se disipa.
No se trata de la mera ilustración de los personajes, la cámara logra momentos de gran profundidad, de observación inteligente de lo que ocurre, así como también de los sentimientos de los personajes. Las hermanas Escarria son absolutamente adorables y la película lo muestra. Pero también son personas ancianas escondidas en un departamento de la calle Corrientes, detenido en otra época, en otra estética, en otro mundo. No importa que tan efímero sea su paso por el cine, donde aparezca Foto Estudio Luisita hay que verla. Hay mucho para disfrutar en estas imágenes y estas maravillosas hermanas y su historia.