Foxcatcher

Crítica de Diego Lerer - Micropsia

Otra de las muy buenas películas estadounidenses que pasó por la competencia del Festival de Cannes, FOXCATCHER cuenta una historia muy particular y lo hace de una manera sobria, discreta, mesurada, casi a contramano del tema y el mundo que retrata. El caso que le da origen es de la vida real: uno de los millonarios herederos de la familia Du Pont, un obsesivo, solitario y bastante peculiar sujeto, desarrolla una fascinación por la lucha libre y decide entrenar y sponsorear al equipo norteamericano que competirá en los Juegos Olímpicos de 1988. Su principal objetivo es trabajar con los hermanos Schultz, Mark y Dave, dos grandes campeones que ya vienen de ganar medallas en los Juegos de 1984.

Los hermanos son bastante distintos entre sí y el filme se centrará más que nada en la experiencia de Mark (interpretado por Channing Tatum), el más joven, hosco y también solitario de los dos. El acepta la económicamente generosa oferta de John Du Pont y parte a entrenar a su bellísima finca. Dave, casado y con hijos, prefiere seguir donde está. Entre el excéntrico heredero de la fortuna Du Pont y Mark nace una relación muy especial, donde cierto sugerido apetito sexual se mezcla con un deseo fraternal, sumado a la ausencia y/o relación conflictiva con las figuras paternas que ambos tienen. Esas idas y vueltas se van enrareciendo cada vez más y la llegada posterior de Dave para tratar de solucionarlas en realidad las complican más aún.

foxcatcher3El filme del director de MONEYBALL toma un camino similar al que aquella película sobre béisbol, centrándose en lo que pasa afuera del “campo de juego” y prefiriendo enfocar la mirada en los personajes del deporte y en lo que sucede por fuera del espectáculo en sí: las tensiones, rivalidades, enfrentamientos, amores y odios. Es una película deliberadamente minuciosa –podrían decir que hasta lenta para los parámetros actuales de “ritmo narrativo” hollywoodense– que cubre muchos años en la vida de este trío y que, más que los grandes enfrentamientos o discusiones, prefiere ir pintando los vaivenes de su relación de manera sutil, casi como si se estuviera accediendo a un secreto juego de piezas entre los tres. Uno que, se sabe, tendrá que terminar mal.

Miller presta mucha atención al movimiento de los cuerpos de los actores en el cuadro, algo que le viene perfecto para un tipo de deporte que tiene mucho de danza y de fricción ligada a dos hombres: los abrazos, agarrones y empujadas de la lucha libre –más en los entrenamientos que en las competencias– son las metáforas tal vez más obvias que maneja la película, pero que de cualquier modo lo hace muy bien. A la vez, tratándose de tres personajes parcos, de eso que hablan poco, la película termina teniendo un interesante aprovechamiento del sonido: en el silencio, en el ruido ambiente de los entrenamientos, parecen suceder muchas cosas.

foxcatcher2Lo más evidente y notorio en el filme es la personificación de Steve Carell como el enigmático y taciturno Du Pont, un birdwatcher, fascinado también por la lucha, las armas y con una suerte de extraviado patriotismo. En un rol cien por ciento dramático Carell está irreconocible: no solo por el maquillaje sino también por la voz y el uso del cuerpo. Pesado, lento, a años luz de la imagen habitual del comediante, es un rol consagratorio. Pero están igualmente bien Tatum (también en plan casi zombie) y Mark Ruffalo como el hermano amable y el más “normal” del grupo.

Tal vez no sea la película consagratoria del director de CAPOTE y MONEYBALL en cuanto a premios y reconocimiento (es muy discreta y hasta elegante para ganar Oscars, le falta “impacto”), pero sí una que confirma que posee una mirada muy certera y precisa sobre el comportamiento humano, encontrando en los personajes más extravagantes ese rasgo universal que los hace reconocibles.