Cuando de historias patrióticas se trata, no es que los norteamericanos tengan más que otros países, el problema es que ellos idolatran a cualquier persona que supere sus problemas y logre un triunfo histórico. Tal es el caso de David (Mark Ruffalo) y Mark Schultz (Channing Tatum), campeones olímpicos de lucha que dan un salto en su carrera cuando aceptan ser patrocunados por el equipo Foxcatcher, propiedad de John Du Pont (un sorprendente Steve Carell). Sin embargo, todo terminará mal para los tres.
De Bennett Miller, ganador a mejor director en Cannes, conocido por su gran capacidad para sacar lo mejor de sus actores, lo más sorprendente del filme es sin duda Steve Carell y Channing Tatum. De Mark Ruffalo ya conocemos su gran capacidad de actuar, y de Tatum, quizá no sea mucho el drama que aporta al filme, pero Carell, acostumbrado a hacer comedias de medio pelo es quien se lleva el filme con su interpretación de John Du Pont, un excéntrico millonario que, al igual que ha sido su vida, por capricho decide promocionar a Mark Schultz, proporcionando equipo e instalaciones de primera para que sea capaz de llegar a lo más alto. Por eso es que su nominación al oscar resulta bien merecida aunque realmente tenga pocas oportunidades de llevarse la estatuilla a casa.
Hay que advertir al espectador que, aunque la historia es buena, la forma de desarrollarse es lenta. Podríamos decir que incluso sobran unos 20 minutos de metraje, Pero analizado en conjunto, te lleva poco a poco de la mano para justificar todas y cada una de las acciones, adentrándose en la psicología de los tres protagonistas. Para que al final, aunque no sorprende mucho, está totalmente centrado en el drama. No hay salidas fáciles ni errores en el planteamiento. Todo termina como debe de terminar.
Quizá, como ya lo mencionamos su falla es el ritmo que parece por momentos estancarse y en otros momentos acelerar demasiado. Pero podemos asegurar que por lo menos vale la pena un visionado sobre todo si se disfruta de actuaciones precisas y excelentes.