Loco un poco nada más.
En Fragmentado, tres jóvenes son secuestradas por un hombre que padece un grave trastorno de personalidad disociativa. Mejor dicho, una de las veintitrés personalidades que habitan la mente de Kevin, secuestra a este grupo de jovencitas y las mantiene cautivas en una especie de calabozo, por razones que se irán descubriendo a lo largo del film. Pero eso no es todo; existe otra personalidad, la numero 24, mucho más fuerte y peligrosa que el resto, cuya aparición es inminente.
Fragmentado es un oscuro y entretenido thriller psicológico. Como director, Shyamalan aprovecha al máximo el reducido escenario donde se desarrolla la película y, a través de movimientos de cámara y planos sumamente contenidos y claustrofóbicos, construye de manera solida el suspenso que la historia le demanda. Visualmente es hermosa. La fotografía de Michael Gioulakis (que fue contratado por el director luego de ver su trabajo en It Follows) juega con los espacios, las luces y las sombras que, junto con el increíble diseño de sonido y la música compuesta por West Dylan Thordson, crean una atmósfera totalmente opresiva y angustiante.
El Shyamalan guionista también hace un trabajo muy solido. Fragmentado probablemente sea la película más “transparente” del director. ¿Que quiero decir con esto? No creo estar equivocado si afirmo que, después de Sexto Sentido, cada vez que vemos una de sus películas esperamos que en el desenlace haya una tremenda revelación que nos vuele la gorra. En mi caso, apenas me senté en la butaca, subí la guardia y agudice mis sentidos para intentar descubrir que era lo que me estaban escondiendo, como si de un truco de magia se tratara. Debo admitir que fue un error. Fragmentado es un caso especial. Voy a tratar de ser muy cuidadoso al explicarme porque no quiero arruinarle la fiesta a nadie. La historia que nos presenta la película se desarrolla y concluye de manera muy directa y efectiva. Sin embargo, la película esconde una sorpresa (¡y que sorpresita…!) que enriquece y potencia el valor del film por completo, haciendo obligatoria una segunda visita desde una perspectiva diferente.
En cuanto al desarrollo de personajes, el guionista y director respeta a la audiencia y les pide que sean pacientes, que lo sigan con confianza y muy de apoco va desplegando las distintas capas que los recubren. Déjense llevar y van a ser muy bien recompensados. En este sentido, es muy interesante cómo se utilizan los flashbacks para desarrollar al personaje de Anya Taylor-Joy (La Bruja). A lo largo del metraje, se nos van presentando pequeños retazos de su pasado, que nos ayudan a comprender el porqué de su presente y su particular personalidad.
Las actuaciones son, sin duda, la principal atracción del film. El trabajo de James McAvoy es demencial. Es evidente que se entregó por completo al rol y solo el hecho poder disfrutar del magnifico resultado de su compromiso vale cada centavo de la entrada. Cada una de las personalidades que interpreta logra diferenciarse por completo de las demás. El sutil pero distinguible cambio que hay entre las distintas voces, gestos y posturas es estremecedor. Anya Taylor-Joy hace un gran trabajo dándole vida a un personaje muy complejo e introvertido. Es muy poco lo que expresa a través de la palabra -como mencioné mas arriba, el personaje está construido a base de flashbacks que contextualizan su conducta actual- por lo que es sumamente importante todo lo que transmite con sus gestos y mirada. La joven actriz logra superar con creces el desafío. La interpretación de Betty Buckley (Carrie) como la psicóloga de Kevin que intenta desesperadamente comunicarse con todas las personalidades que habitan la cabeza de su paciente y ayudarlo, también es muy buena.
Algunos aspectos del film no terminan de funcionar del todo bien. A nivel guion, el cierre de la historia deja algunos cabos sueltos, con Shyamalan haciendo una enorme apuesta a futuro. Por otro lado, las interpretaciones de las dos jóvenes actrices que acompañan a Anya Taylor-Joy no resultan del todo convincentes (sobre todo Jessica Sula) y son casi olvidadas por el guión. Por ultimo, si bien la película explora temas como la familia, la infancia, el pasado y el dolor, todos recurrentes en la filmografía del director, no llega a hacerlo con la fuerza emocional de otras de sus obras.
Conclusión:
Fragmentado es una película intensa, arriesgada y original, cuyo punto más alto puede encontrase en la estremecedora y brillante actuación de James McAvoy, la cual es motivo suficiente para pagar la entrada al cine. M. Night Shyamalan está de vuelta y trae consigo la recompensa para todos los que no perdimos la fe en él, después de todos estos años.