Aclaración anticipatoria, ineludible para quién suscribe, el filme recurre a una psicopatología diagnostica diferencial que tiene en uso, todavía discutido por los especialistas, no más de veinticinco años, y por si fuera poco, por necesidades narrativas, tergiversadas.
El personaje central padece de “Trastorno de Identidad Disociativo”, esto es que al menos conviven en un mismo cuerpo dos personalidades, en nuestro caso 23, y vamos por más.
Dejando de lado la deformación profesional, es dable decir que luego del primer impacto negativo, de observar que todas y cada una de las personalidades que se presentan en el cuerpo del actor saben que él es una de tantas. De una situación similar todavía no hay registro, ya que una de las variables más importantes de este trastorno es la amnesia completa de los sucesos y actos realizados por los otros.
El director hindú, que se hiciera famoso por la maravillosa “Sexto sentido” (1999), y que luego entrase en una pendiente descendente con demasiados “actos fallidos”, léase películas de regulares a malas. Obtuvo con “Los huéspedes” (2016) un posible resurgimiento, ahora, refrendado y salvando las objeciones iniciales, demuestra que todavía puede atrapar con buenas herramientas al espectador.
Con mucho detalle y dándole prioridad a la actuaciones, principalmente de James MCAvoy, quien se hace cargo de todas las personalidades como del desarrollo lineal de la historia, muy bien secundado por Anya Taylor Joy (Casey Cooke) una de las secuestradas por el enfermo mental, y Betty Buckley (Dra. Karen Fletcher), la psiquiatra que se hace cargo del paciente y conoce todas sus personalidades, menos una, claro.
Acá entraríamos en otra disquisición de diagnostico y tratamiento, pero ya atrapado por el relato dejémoslo pasar como licencia poética.
El filme comienza con el secuestro de tres jóvenes, la nombrada Casey junto a Claire y Marcia, llevadas a un lugar en apariencia desahitado y aislado de la ciudad, encerradas. Ante ellas se van presentando las distintas personalidades, a veces de manera simultánea, con sólo un cambio de registro y tono del actor, Kevin Wendell Crumb / Dennis / Patricia / Hedwig / Barry / The Beast.
Los motivos del secuestro y encierro sólo es conocido por las personalidades, un plan macabro, las jóvenes puestas como ofrenda para la llegada del la vigesimocuarta: “La bestia”.
De forma alterna nos van contando la vida de Casey, quien tampoco la paso demasiado bien en su infancia, pero que al mismo tiempo le enseño a defenderse e implico un desarrollo superior de la inteligencia.
La mayor parte de la narración transcurre en dos ámbitos, el lugar donde las mantiene encerradas y el consultorio de la Doctora, eso genera mucha sensación de asfixia, encierro, los pocos exteriores son mostrados con luz fría, o en situación de violencia, interpelando lo climático de las imágenes con el diseño de sonido y la banda de música, la mayor parte incidental.
Todo esto ayuda a lograr el objetivo de este filme construido como de terror, pero desarrollado en la vertiente de thriller psicológico, entretiene engañando, pero sin mentiras.
El final proporciona una sorpresa para los fanáticos seguidores del director. Un guiño agradable.