A medida que transcurre la historia se va generando mayor tensión, suspenso, intriga, aunque por momentos su ritmo es pausado, se van generando buenos climas y situaciones claustrofóbicas. Contiene pocos personajes y locaciones y su desarrollo mantiene a los espectadores expectantes de cada escena por lo que quedarán pegados a la butaca. Sobresalientes la actuaciones de James McAvoy (“Expiación, deseo y pecado”), en un personaje para lucirse (su rostro, expresiones corporales y físicas) y Anya Taylor-Joy, la joven actriz que se destacó en “La Bruja”. M Night Shyamalan mantiene su estilo pero tiene algunos toques del cine de David Cronenberg; y algunas miradas y gestos del protagonista me hicieron recordar a Anthony Hopkins en “Hannibal”.