El giallo es uno de los subgéneros más famosas dentro del cine de terror. Nacido en Italia de la mano del director Mario Bava con La chica que sabía demasiado (1962). El nombre viene de unas novelas policiales con tapa amarilla, y se volvió famoso a principios de los ’70 de la mano de su máximo cultor: Dario Argento, con películas como El pájaro de las plumas de cristal (1970) y Rojo profundo (1975). No fue el único, también suenan los nombres de Lucio Fulci, Sergio Martino y Umberto Lenzi, quienes aportaron su granito de arena para que cada vez que se hable del cine italiano más oscuro se nombre a este querido subgénero.
¿Qué hace a un giallo?, ¿Cuáles son sus reglas?. Los asesinos que puelan sus historias usan guantes negros, los títulos son llamativos (Una lagartija con piel de mujer, El caso de la cola del escorpión, etc), las vueltas de tuerca muchas veces son incoherentes, los asesinatos en sí son retratados como un arte y son precedidos por largas y muchas veces muy conseguidas escenas de suspenso; los directores no tiene drama en filmar a mujeres desnudas y los hombres son retratados como una basura.
El giallo fue perdiendo fuerza con el correr de las décadas y a la vez se fue fusionando con otros subgéneros emergentes como el slasher. Dario Argento sigue filmando, pero aun así en la actualidad hay pocas películas de este tipo. Argentina tiene una gran tradición con el cine fantástico, pero muy pocas veces se ha metido con el giallo, es por eso que Francesca es una grata sorpresa que invita a los fans del género a verla y también es una puerta para todos aquellas que sientan curiosidad. La película está dirigida por Luciano Onetti, quien ya había hecho otro giallo: Sonno profondo, 2013. En Francesca está casi todo lo que hace al giallo, y más que un homenaje termina teniendo su propia identidad.
El gran acierto también es que su estética recuerda a una de esas películas, parece filmada en la década del setenta y también parece una de esas copias con una calidad que demostraba que era de la época. Los homenajes que sólo fans del género entenderán no opacan a una narración que sólo al final se vuelve un poco confusa pero que no empaña al resultado global. Otro de los detalles que suman es que aunque los actores son todos argentinos, la película está completamente hablada en italiano, lo cual es una proeza lograr hoy en día y demuestra hasta qué punto se juega un director por su obra para lograr la mejor imitación posible.
Francesca es una gran película dentro del creciente cine fantástico nacional, una obra arriesgada que además demuestra el talento de todos los involucrados y que no se cierra en un chistecito sólo para entendidos del género, sino que posee una historia lo suficientemente atractiva como para que el público se acerque a ella y disfrute de una subgénero que no va a morir nunca.