Lingua franca
Francofonia comienza donde terminaba El arca rusa: con la imagen de un barco transportando simbólicamente la memoria de una civilización. Del Hermitage al Louvre, la evocación errante, las fronteras de la historia y del tiempo que se desdibujan. En lugar de aquel monumental plano secuencia, la nueva película de Sokurov asume abiertamente sus rupturas, pasando de escenas documentales a recreaciones de ficción o momentos didácticos, que siguen el flujo del pensamiento del autor a través de asociaciones libres. Con este trabajo poético y artesanal, Sokurov ilumina y pone en relieve lo que conecta a los hombres, países, épocas y sensibilidades: el arte como lenguaje común de la cultura occidental.
El tema central es el destino del Louvre y sus colecciones en el comienzo de la década del 40, o cómo Jacques Jaujard, director del gran museo francés, y el conde Franz Wolff-Metternich, jefe de la misión alemana para la conservación de obras de arte, llegaron a un acuerdo tácito. La audacia de Sokurov está en la fantasía de su evocación, que incluyen momentos de humor desconocidos en el autor hasta el momento, como cuando se pone a Hitler abiertamente mal sincronizado en las imágenes de archivo. El cineasta manipula el material sin pudor, inventando, por ejemplo, bombarderos nazis sobre el museo. La película yuxtapone documentos de diferentes orígenes y contenido, mezcla material de archivo y escenas de ficción, alterna colores y texturas. La disparidad de elementos es su gran valor estético.
El paseo por las galerías del Louvre y los pasillos del tiempo se ve perturbado por las escenas bajo la ocupación y por la presencia de los fantasmas habituales en el cine de Sokurov. Un Napoleón narcisista aporta una mirada crítica sobre el legado revolucionario, mientras Marianne repite todo el tiempo «Liberté, égalité, Fraternité», como una suerte de mantra vacío de sentido. La cámara intenta desentrañar el misterio de los rostros en las pinturas, cada cuadro se conecta con otro de un modo íntimo, el autor está en el verdadero corazón de la película. La forma ha perdido amplitud, seguridad y contundencia en favor de una película más libre, misteriosa y personal.