Los museos parecen indiferentes a lo que pasa a su alrededor, mientras se los deje en paz, dice el director Alexandr Sokurov en esta subyugante, nueva invitación a viajar a través de la historia, y de la historia del arte, recorriendo los rincones del Palacio Louvre de París, como antes fue -y en una extraordinaria única toma-, el Hermitage de San Petersburgo, en el arca rusa.
Sokurov entrega una verdadera lección de historia, tan apasionante como la que alumbra el tiempo de la ocupación nazi y el lugar que ocupó el tesoro del Louvre en ella. Es la relacion de los grandes museos, como instituciones, con el ansia humana de la guerra y la lucha por el poder.
Sin el virtuoso recurso del plano secuencia interminable, el director juega ahora, con imaginación y libertad, con los recursos del documental, de la reconstrucción de época, de la poesía, entrando y saliendo de los tipos de relato con una soltura que sólo suma posibilidades. El resultado, otra vez,es fascinante.