Una noche en el museo.
El museo del Louvre encierra siglos de historia del arte, obras de todos los continentes, de casi todas las culturas. Muchas de ellas son la muestra de cómo Europa se ha apoderado de todo, se ha llevado tesoros de varias civilizaciones para exponerlos allí, en un palacio puertas adentro, donde años después los turistas se agolparán para sacarles fotos.
Tanto arte que atravesó guerras y siglos se merecía una película como esta, donde tanta belleza no podía estar retratada de forma más hermosa gracias a la dirección de Alexandre Sokurov, quien al estilo de "El Arca Rusa" recorre el museo entre penumbras, mostrando las obras y los extraños personajes que esconde.
El filme hace hincapié en un periodo particular del museo durante la ocupación nazi. A pesar de los estragos de la segunda guerra, los nazis decidieron proteger la colección del museo y así su director se encuentra al cuidado las valiosas piezas, pero al mismo tiempo trabaja para el enemigo.
Esta complicada disyuntiva es lo más interesante del relato, pero esto recién se plantea a la media hora de comenzado, y no siempre gira en torno a esta situación.
Si bien el filme tiene el esteticismo de "El Arca Rusa", también tiene el estilo onírico de "Fausto", por ejemplo, donde largos textos e idas y vueltas en el tiempo se mezclan con infinidad de imágenes, documentales, documentales ficcionados, situaciones surrealistas y siempre imágenes del museo.
"Francofonía" es básicamente un filme hermoso por su estética pero, como sucede en otras obras de su director, a veces nos marea, nos lleva y nos trae, nos pierde, y nos deja con ganas de centrarnos más en la situación de Jacques Jaujard (Louis-Do de Lencquesaing) y el conde Franz Wolff-Metternich (Benjamin Utzerath), los hombres que en plena guerra protegieron el museo, su relación con el arte, la política y el poder.
Lento, complejo y detallado es esta película que pasea entre lo real y lo irreal, reflexiona sobre el arte desde un lugar poco accesible y tiene una estética maravillosa.