Francotirador empieza con el francotirador del título matando de dos disparos certeros a una mujer y a un nene y así Clint Eastwood deja bien claro que no va a esquivar ni un poco la polémica ni le tiene miedo a las acusaciones que muchas veces ha recibido -injustamente, adelanto mi opinión- por parte del progresismo norteamericano, que es un poco más sensato que el de acá pero no mucho.
Michael Moore salió a decir que su abuelo fue asesinado por un francotirador en la Segunda Guerra Mundial y que le enseñaron que los que matan de lejos son unos cobardes, que no son héroes. Así, a la vez que intenta anotarse unos porotos victimizándose, sale a criticar sin entender que precisamente la película muestra que Chris Kyle (Bradley Cooper) no es un héroe. No termino de entender si no se pueden borrar la imagen de Eastwood hablándole a una silla vacía en la Convención Nacional Republicana (cuando montó un diálogo imaginario con Obama en 2012), o si prefieren diferenciarse para colocarse rápidamente del lado de los Buenos y no ponerse a pensar realmente en los motivos y efectos de la guerra y en sus límites morales.
El protagonista de Francotirador es el francotirador que más personas mató en la historia de los Estados Unidos. Como bien dice Michael Moore -pero apurado por juzgar y por opinar, eso lo lleva a bajarle el pulgar a la película- no es un héroe como sería Tom Hanks en Rescatando al soldado Ryan y de hecho Francotirador es menos una película bélica que un drama psicológico sobre un tipo que encontró su vocación y un sentido a su vida en matar gente.
Tan poco heroico es Kyle que empieza su historia encontrando a su mujer teniendo sexo con otro hombre, después se enrola en los Navy SEALs a los 30 años, más grande que el resto, motivo por el cuál se burlan de él y termina dedicándose al poco honorable trabajo de asesinar a distancide lejos. Pero esos tiros precisos salvan a su vez a otra gente. Ahí está la dualidad moral: tiene razón Moore, Kyle no es un héroe si entendemos por héroe a alguien valiente -un superhéroe, en realidad-, pero sí es un héroe porque salvó vidas.
La narración, como siempre, es perfecta y segura. El clasicismo de alguien de 84 años que ya está de vuelta y tiene bien claro qué quiere contar y no necesita pirotecnia sensorial: ni cancioncitas pop, ni movimientos sofisticados de cámara, ni un montaje que sea algo más que apenas funcional. Tampoco necesita parrafadas de guión y con una mirada o una línea es capaz de contar una escena compleja.
Esto ya se ve desde el principio, después de que Kyle mata a sus dos primeras víctimas, una mujer y un nene que estaban a punto de arrojar una bomba (porque sí, Kyle mata a mujeres y nenes QUE PONEN BOMBAS, así de horrorosa es la realidad y Clint Eastwood no la escamotea). El francotirador limpia a los dos terroristas, salvando así a varios soldados que podían haber muerto en sus manos, y un compañero lo felicita, eufórico. Pero Kyle le contesta de mala manera con un “dejame”. Kyle no se siente un héroe y sabe que está haciendo un trabajo sucio pero que alguien tiene que hacer.
Otro momento que parece contar una escena simple pero que encierra una profundidad no muy común está cerca del final, cuando Kyle termina sus misiones, se deprime y va al psicólogo. El terapeuta le dice que está deprimido porque necesita seguir matando y Kyle se defiende: necesita seguir salvando vidas. Pero lo dice sin convicción y en ese diálogo la película no baja línea sino que pone el conflicto en escena.
Una gran virtud de esto la tiene Bradley Cooper, que logra imprimirle a su Chris Kyle una sutileza y una profundidad que deberían valerle el Oscar -que no va a ganar- y están lejos de las caricaturas de El lado luminoso de la vida y Escándalo americano.
Igual que en J. Edgar, Clint Eastwood se anima a meterse con un tema sensible, desde su óptica no muy popular, y lo hace con seguridad y sin demagogia. No lo ayudan los progres de Hollywood pero tampoco los republicanos menos inteligentes: Sarah Palin dijo que “los izquierdistas de Hollywood no pueden ni limpiarle las botas a Chris Kyle” y es muy probable que gran parte de los espectadores que transformaron a Francotirador en un éxito de taquilla sin precedentes en la filmografía de Eastwood también hayan ido a ver una película que glorifica la guerra.
Francotirador no es eso y recomiendo no llevarles el apunte a unos ni a otros. Podrán ver una película difícil y valiente.