Francotirador

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Héroe, y no accidental

Las películas de guerra no son todas iguales. No es lo mismo Corazones de hierro que Francotirador, por más que sus personajes, encarnados por los carilindos Brad Pitt y Bradley Cooper, respectivamente, sean heroicos hasta más allá de la cordura.

La diferencia la marca no sólo la trama, sino el entramado. La manera en que se muestra cómo actúan ante determinadas situaciones los protagonistas.

Francotirador arranca con Chris Kyle (Cooper) apostado en la terraza de un edificio de un pueblo en Irak. Tiene en la mira de su arma a una madre y a su pequeño hijo. Ve que la mujer esconde una granada. Se acercan marines, y si ella -o su hijito- la lanzan, serán varios los soldados que mueran.

¿Qué hacer? La conciencia de Kyle es sobre lo que Clint Eastwood trabajará a lo largo de dos horas en la película.

La ira, el dolor y el temor pueden enturbiar aún los ojos más claros. La mirada de Bradley Cooper, que interpreta al francotirador de la vida real del título, lo transmite. Cuánto es obra del actor y cuánto habrá trabajado Eastwood sólo lo sabrán ellos, pero el efecto que llega a la platea es demoledor.

Kyle es, para Eastwood y millones de estadounidenses, un héroe. Ese sustantivo ya genera polémica, porque lo que convirtió al SEAL en leyenda fue anotarse más de 160 bajas en sus cuatro excursiones por Irak, evitando que los llamémosle insurgentes, sean hombres, mujeres o niños, dispararan misiles, lanzaran granadas o simplemente apretaran el gatillo contra marines.

Y Kyle es el tipo de hombre que no puede sacarse la guerra de su cabeza. Un poco como el sargento William James en Vivir al límite, de Kathryn Bigelow. En eso coinciden ambos títulos, pero no los realizadores, ya que Bigelow fue más allá con La noche más oscura planteando las cosas con menos banderita flameando.

Volviendo a Francotirador, hay un quiebre en el relato, cuando el asunto para Kyle se vuelve casi personal, más que patriótico. La tensión es altísima, por lo que percibimos que Eastwood volvió en su mejor forma. Y eso que tiene 84 años.

La película va y viene entre el frente y el hogar de Kyle, donde Taya (Sienna Miller) lo espera y desespera. “Estás, pero no estás acá”, le farfulla. Kyle, dice Eastwood, no se vanagloria de sus asesinatos, sino que vive lamentando las vidas que no logró salvar.

Hay un tema que sigue siendo recurrente en la filmografía última de Eastwood, que es cómo aborda la suerte de menores, sean abusados, maltratados, torturados o estén en la mira telescópica. Desde Río Místico el asunto está presente, y claro, moviliza al espectador.

Francotirador es inobjetable desde cómo está realizada, y técnicamente (obviemos el bebé de plástico en los brazos de Kyle) es irreprochable. La controversia se abre desde lo ideológico. Y allí cada uno sabe qué opinar.