La máquina de matar
“Las personas se dividen entre los lobos, las ovejas y los pastores. Los lobos son aquellos que atacan. Las ovejas son las que son siempre atacadas. Los pastores son los que tienen las bolas para agredir a los lobos. Yo no quiero lobos ni ovejas. Yo crío pastores”
Estas son las palabras del padre de Chris Kyle, al comienzo de Francotirador, nuevo trabajo de Clint Eastwood a los 84 años. El film se basa en la autobiografía del personaje, denominado “leyenda” entre sus camaradas militares debido a que se cobró más de 160 muertes durante la última guerra de Irak.
Eastwood lejos de emitir juicio decide limitarse a narrar los hechos desde el punto de vista de Kyle, pero de la forma más austera posible, omitiendo uso de voz en off, con ausencia completa de música incidental -con excepción de una sutiles notas de piano compuestas por el propio realizador y representando a la esposa de Kyle- y convirtiéndolo en un personaje lejano, sobrio.
El director elige un elenco desconocido para secundar al protagonista y su mujer, y su cámara, por momentos adquiere un tono seudo documental para retratar las contrastantes realidades que vive el personaje en la guerra y en su casa. El veterano realizador se aleja del entretenimiento mainstream para acercarse un poco al tono de de la Katryn Bigelow de Vivir al límite.
Estas decisiones estéticas no influyen en dos factores fundamentales: la narración es fluida, transparente y en muchos aspectos clásica, y el timing de Eastwood es perfecto. Equilibrio de humanismo y acción es lo que caracteriza su filmografía.
La historia de Kyle es narrada casi linealmente, pero comprende dos sitios distintos. El hogar de Kyle: su crianza en Texas bajo el ala de un padre ultraconservador que le enseña a cazar, su alistamiento en los SEALS, y su vida conyugal que es interrumpida por las cuatro misiones que realiza en Irak, donde se convierte en leyenda.
AMERICAN SNIPER
Eastwood, más allá de inferir crudeza a cada escena de batalla, intenta meterse en la cabeza de un hombre criado en un ambiente violento, entrenado mentalmente para odiar a su enemigo, y casado con el ejército. Su matrimonio con Taya, no es más que una tapadera, una imagen que oculta su verdadero amor con el ejército y su rifle.
El personaje es una máquina de matar y al igual que el protagonista de Vivir al límite, la carga adrenalínica, disfrazada de patriotismo se convierte en adictiva, quitándole paulatinamente humanidad y conciencia al personaje. A cada regreso, el personaje se vuelve más paranoico y menos abierto con su mujer. La interpretación de Bradley Cooper en ese sentido es notable, por el grado de introspección al que lo lleva el realizador.
La película intenta mostrar al personaje tal cual es, sin convertir su accionar en un discurso moralizador o didáctico antibélico.
Tampoco parece estar la intención en Eastwood en transformar en heroicos los actos de Kyle; mas en el final las imágenes que acompañan los créditos pueden decir lo contrario, ya que representan la devoción con la que la sociedad estadounidense despide a sus “pastores“.
Francotirador se va a convertir en una de las obras más cuestionadas de Eastwood. Irreprochable desde el trabajo visual y técnico, moderna en utilización de efectos visuales, es contradictoria en su postura política. La representación de los iraquíes no es la mejor. Los villaniza cuan película explotation y solo le otorga un poco de volumen al personaje de Mustafa, al que lo convierte en el espejo de Kyle, un francotirador implacable, que en los momentos libres también pasa el rato con su familia y se enorgullece de sus asesinatos subiéndolos a internet. Mustafa es el principal objetivo de Kyle, pero Eastwood en solo un minuto lo muestra como un némesis no muy distinto al protagonista.
Más allá de los logros técnicos, Francotirador se destaca por la interpretación de Bradley Cooper, que más allá de la transformación física, consigue concentrar sus expresiones en la mirada y reprimir las emociones. También es interesante lo de Siena Miller, que solo desborda emocionalmente en una escena, pero se muestra sobria el resto del film.
Eastwood demuestra su marca de autor en escenas como el entrenamiento previo a la guerra, en que expone la experiencia de El sargento de hierro, o una de las secuencias finales, que el protagonista y su batallón están rodeados de balas enemigas, y el director decide filmarlo como si fuera la secuela de Ruta suicida (1977).
Francotirador es un trabajo sólido, de un director con pulso de hierro, espíritu joven, pero mirada clásica y conservadora. Clint Eastwood sigue siendo el pastor del cine estadounidense.